Second Screen, el futuro del teatro

Second Screen podría ser el futuro del teatro

Por  Florencia Lewis

Las artes escénicas, así como las diversas actividades culturales que acompañan al hombre han ido evolucionando a través del tiempo, adaptándose a los distintos contextos sociales y políticos de la sociedad. De esta manera, se fueron perfeccionando los diversos modos de contar una historia y se ha involucrado a la tecnología en estas nuevas narrativas a medida que fue ocupando un lugar más protagónico en la vida del ser humano.

Actualmente, las nuevas tecnologías están presentes en la mayoría de las actividades del ser humano, desde la posibilidad de hablar por teléfono con alguien que se encuentre al otro lado del mundo a través de Internet; pasando por pagar servicios a través de una aplicación móvil, o incluso interactuar con programas de televisión en vivo desde el celular. Pero, ¿de qué manera afectan estas nuevas formas de relacionarse con el mundo la evolución del teatro y cómo percibimos la cultura?

Es propio de cada generación vaticinar el fin del entretenimiento y la cultura tal como la conocemos como consecuencia de un nuevo avance tecnológico. Con la llegada de la televisión se creyó que la radio iba a morir, y con el arribo de Internet se anunció el fin de la televisión, la radio y los periódicos. Y aunque los hechos demuestran que esto ha sido -en parte- verdad, lo cierto es que cada uno de estos medios se encuentra en un proceso de evolución y adaptación para poder subsistir. En el ámbito del teatro y las artes escénicas está ocurriendo algo parecido.

Un uso interesante de la tecnología en el teatro se relaciona con la creación de las diferentes escenografías en las que se desarrolla una obra. Implementando proyecciones, hologramas y el manejo de luces desde una sala de control, el teatro cuenta con una nueva manera de transmitir emoción al público espectador, sin perder el realismo que este tipo de arte requiere. Frente a esto, el desarrollo y la incorporación de las nuevas tecnologías alcanzan no sólo a la puesta en escena sino también a la escritura teatral, reinventándose.

Esta evolución en la narrativa teatral plantea la posibilidad de un público espectador con una presencia más activa en el desenlace de lo que ocurre en el escenario. Si bien la participación del público en la historia se observa en el Teatro Dadá, movimiento que buscaba sorprender al espectador a través de reacciones inesperadas, como arrojarles objetos o tener contacto con ellos, los tiempos actuales suponen un traslado del accionar del público de la realidad al ámbito de la tecnología. En este sentido, el público no sólo tendría un papel de disfrute de la obra sino que además podría convertirse en autor a través de aplicaciones para el celular especialmente desarrolladas para ello, decidiendo el rumbo que puede tomar la historia frente a escenas flexibles y móviles en las que se estipula la posibilidad de un giro por parte de los autores originales de la obra.

En otro aspecto más relacionado a las actividades culturales que consisten en visitar un museo, una muestra particular o recorrer sitios históricos cuya edificación se ha visto deteriorada por el paso del tiempo y las recurrentes guerras, ya están disponibles aplicaciones que permiten interactuar de otra manera con lo que se observa. Por ejemplo, el Museo Aan the Stroom de Bélgica invita a los visitantes a descargar una aplicación que les permite conocer más sobre las obras que están exhibidas y su relación con otros trabajos presentes en el museo, además de poder compartir lo que se está viendo en las redes sociales.

Otro ejemplo se puede encontrar en una aplicación que permite al usuario completar monumentos históricos como el Teatro y Anfiteatro Romano con tan sólo colocar el teléfono en dirección a la edificación, ofreciéndole una imagen que se corresponde a cómo se veía la arquitectura en su época de esplendor al mismo tiempo que presenta información sobre el lugar, los distintos eventos que se realizan, fotos y textos explicativos.

Frente a este escenario, no es muy difícil imaginar e incluso predecir cuáles serán las próximas facilidades que brinde la tecnología en el mundo del arte. Quizá la más próxima sea la aplicación de la tecnología second screen en las obras de teatro, teniendo en cuenta que éstas incorporan pantallas en su escenografía y los espectadores asisten con sus teléfonos celulares. Con estas nuevas aplicaciones, el público podrá participar activamente no sólo con la estructura de la obra sino también con los actores y obteniendo información en tiempo real sobre la historia que se está desarrollando, el elenco, próximas funciones y otra infinidad de posibilidades.

En conclusión, los avances tecnológicos aplicados a los eventos culturales invitan a reinventarse y evolucionar, puesto que la cultura se encuentra siempre en movimiento. Pero entonces surge un nuevo cuestionamiento de tinte darwinista: ¿estamos preparados para el cambio?

 Florencia Lewis


Florencia Lewis

Periodista especializada en comunicación digital. Trabaja como Online Communications Manager en MobyDigital, y tuvo numerosas contribuciones a los blogs en español de Discovery Latinoamérica.

 

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