El Gran Vidrio en arteBA 2016

Buenos Aires, Argentina. Del 19 al 22 de mayo de 2016.
Galería El Gran Vidrio en arteBA 2016
Barrio Joven Chandon
Dixit
http://www.elgranvidrio.com.ar
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Galería El Gran Vidrio en ArteBA 2016

Exponen Carla Barbero, Ángel Pacheco y Luciano Burba

Cuentan que, en la tierra de los hênia-kamiare, el movimiento brutal y preciso es la única forma de supervivencia. Luciano Burba, Carla Barbero y Ángel Pacheco son artistas formados en la escultura, la fotografía y la pintura respectivamente. Los tres han estrellado esa bolsa de recursos formales contra la pared, para luego volver a adoptarla, despedazada. Hoy recolectan, imprimen, montan, capturan, abollan, comprimen. Acaso se perciba en estas tácticas la latencia particular de la ciudad en la que habitan. Acaso El Gran Vidrio sea por ahora su cueva, un espacio provisorio donde guarecerse y esperar.

Animal Print-Screen
Algunos telones de lienzo cuelgan del techo y barren el piso, tienen impresos unos cianotipos color azul Prusia. El azul Prusia se descubrió por casualidad en algún laboratorio del siglo XVIII y su nombre viene, como casi todo, de alguna guerra: era el color de los uniformes que vestían los soldados de uno de los bandos. También forman parte de la instalación de Carla Barbero, unas pilas de filminas con imágenes invertidas, capturas de pantalla entremezclándose, una sobre otra, en el interior de un cuadro analógico y semitransparente. Hay, por último o en primer lugar, la fotografía de una aguja.
Las imágenes impresas sobre los telones y en las filminas, son capturas de pantalla en las que vemos diarios o documentos de texto a medio escribir, fotogramas de películas y documentales que llevan debajo sus respectivos subtítulos. Cada captura es, en sí misma, una acción diferida trabajando en silencio. Y aunque no buscan acceder a ninguna trascendencia, pesan en nuestra mochila simbólica (“imaginario colectivo”, le dicen algunos). No es que la artista nos venga a contar “lo que ya sabe” en ellas sino que busca conocer a través de su materia, de las sales de hierro, de su exposición al sol, del tiempo que guardan dentro. El tiempo. Los fotogramas se han fijado sobre el lienzo por contacto, gracias a la emulsión cianotípica, haciendo de cada impresión un registro tan monocromático como sensible. Las filminas se sobreimprimen y hacen imposible la nitidez.
Carla Barbero trabaja como un leopardo. Apresa las imágenes en el espesor de la selva digital (algo que, en mi cabeza, sucede indefectiblemente de noche, como las cacerías de los hênia-kamiare), y a medida que las devora vemos relampaguear, apenas por unos segundos, el inconsciente de la historia. Hay una de estas imágenes-captura, por ejemplo, en la que la frase de Augusto Pinochet puede leerse en tanto argumento visual y material: “el marxismo es un fantasma…”, dice el dictador chileno. En el arte, ese fantasma es la imagen.
Hay otra captura, imposible, aporética, en la que un hombre se tapa los ojos y dice: “no quiero verlo, qué tortura”. El tipo sabe que estamos condenados a ver, que apenas parpadear hay un telón que se abre, o apenas anochece una pantalla que se enciende. Y Barbero sabe que las imágenes son las esquirlas de un inconsciente roto para siempre, que no hay forma de que lleguen a ser transparentes, pero tiene la suficiente obstinación como para volver a confiar en ellas. Las ha redescubierto mientras escarbaba la técnica y rascaba el material, y a pesar de todos los pronósticos, las imágenes le han devuelto la mirada. “Es perfectamente posible –dice otra, capturada en el minuto 1.40 de un video de Youtube- que una mujer llegue algún día a filósofa”.
Como los telones, y como los soldados prusianos, las imágenes de Literal se arrastran por el piso. En su condena, que es la nuestra, van bordando la espera de lo que ha sido reprimido en la Gran Historia. Insisten, con hilo y aguja, en color azul.

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La campaña del desierto
La casa, el nido, la tienda de campaña. Habitar es una obsesión sistemática en Luciano Burba, quizás a fuerza de vivir en una ciudad donde el agua podrida nos llega al cuello. Una ciudad en cuyas afueras, el monte se está volviendo desierto. ¿Qué alianzas creamos para atravesar las calles de un territorio así? ¿A quiénes apedreamos en el trayecto? ¿Cuánta piedra es suficiente? El cuerpo de obra que presenta Burba emana instinto territorial, una pulsión política que lo obliga a husmear en el espacio compartido. Luciano recorre ese (estado de) sitio-específico que es su ciudad, preguntando por los pactos de convivencia o exterminio que celebramos en sus calles, exponiendo las palabras y las imágenes con que tapizamos sus paredes. Sus obras son sobre (pero también ante, bajo con y contra) los modos repetidos de compartir un tiempo y un espacio. Sobre (pero también ante, bajo con y contra) las formas habituales de estar-los-unos-con-los-otros.
Tienda de campaña es una construcción en madera hecha con los afiches de una campaña política recolectados en la vía pública; Poesía vertical se compone de fragmentos de afiches de la misma campaña y Ensayos escultóricos sobre arte y política es un conjunto de libros amarrados entre sí. Montajes escultóricos donde los mensajes partidarios se despedazan, se borran hasta perder todo referente, si alguna vez lo tuvieron. Juntos, Sumate, Compromiso, Ahora, Transformar, Oportunidad. Para estar a tono con la ciudad-slogan, Burba ofrece una solución XXL: un dispositivo de madera que, al ser accionado, lanza el perfume de varios desodorantes a la vez. Así la ciudad podrá oler, mediante un único y limpio disparo, a campos de lavanda, a brisa hawaiana o a caricias de algodón. El verbo con el que el artista titula este dispositivo, se conjuga en presente y en la primera persona del plural: Perfumemos. Otra forma de decir lo mismo puede ser: “Pulvericemos el ambiente”.
Pienso en Tienda de campaña y me vienen a la cabeza las cacerías militares de Rosas en el siglo XIX, la aniquilación de comunidades enteras. Es un recuerdo que llega de lejos a preguntar si entre los-unos y los-otros no hemos alzado más que un vacío, un muro, o una zanja. También pienso que hay algo melancólico en las ironías de este artista, algo incluso amable. No nos hablan a los gritos, paradas (como dice una amiga en un furioso posteo de Facebook) arriba del banquito de la moral. O, en todo caso, intuyen que ese banquito se tambalea porque le falta una pata.
¿Habitar cómo, habitar qué, habitar dónde? ¿Después del exterminio programado, en una capital sitiada, o bajo el agua de las cloacas? Las mandíbulas de la ciudad-slogan se tragan la respuesta y escupen sus restos. Burba sale a recolectarlos y hace de todo el proceso una experiencia sensible de la comunidad, un ethos imperceptible, una tenue declaración de principios compartidos.

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Subterráneo flúor
Una vez Ángel Pacheco colgó en la pared cinco Cerritos apilados y les puso un tubo fluorescente adelante. La obra se titulaba Cerritos Pacheco. Los sabemos: la apropiación es un elemento ineludible en la canasta básica del arte contemporáneo. Sin embargo en este caso, funciona para indicar otra cosa mucho más necesaria y elemental, es la manera que tiene el artista para hablar de la propia praxis. De decir que su hacer “inicia siempre desde la pintura, como material y como práctica” –según él mismo asegura-, pero también desde la pintura como tradición. Pacheco usa la tradición, profana los Cerritos, los restituye a la esfera del toqueteo. Es un artista que funciona a base de ese combustible que se llama pintura, pese a que ninguna de sus piezas (“post-pictóricas”, sentenciarían algunos) pueda responder a ese nombre.
Hay entre sus obras un bastidor vuelto vestidito negro, y otros trece comprimidos hasta formar un fardo, o un bollo, o una valija prêt-à-porter. Estos últimos fueron aplastados con una compactadora mecánica, y aunque el acrílico que había en ellos ya está seco, da la sensación de haber empezado a chorrear como resultado de semejante aplastamiento. Alguien me dijo que eran pinturas de Pacheco, pinturas que yo –y no sé si alguien alguna vez- nunca llegué a ver. Para poder meterlas en la compactadora, Pacheco tuvo que romper varias de ellas a patadas.
El fantasma de la praxis pictórica aparece asimismo en los colores intensos y brillantes que usa este artista. No cabe duda: el nudo sensible de su trabajo es de color flúor, como los resaltadores que usamos para subrayar lo que no debe olvidarse. De ese color es, además, la estructura metálica de tres patas cubierta con polietileno para embalaje (otro de esos “vestidos” que, en cualquier caso, son una aparición extraña e inquietante). Parece una novia con su velo, o la novia desnudada por sus solteros. Probablemente un rastro de esa herencia duchampiana que suena de fondo, se encuentre también en el acabado industrial de cada una de las piezas. Después de todo Duchamp había sido, primero y antes que nada, un pintor.
Pacheco utiliza caños de PVC, polietileno, leds, mangueras, metal, con un esmero tal que termina pareciéndose al cariño. Lo que no es tan loco si entendemos que, en cierto modo, estamos ante las exequias de sus propias obras. No es difícil imaginarlas a todas enterradas en un bunker antinuclear, en un refugio en el que se espera, bajo tierra, el colapso tecnológico que nunca llega.
Digo esto y automáticamente recuerdo que los hênia-kamiare vivían en grutas subterráneas cuyo nombre se encuentra olvidado desde hace siglos. Como casi todos los hombres del mundo, los hênia-kamiare dejaron marcas en las paredes de esas cuevas, marcas hermosas en las que emplearon la pintura como material, y como praxis. Sus descendientes seguimos perpetrando el gesto, y cuando ya no estemos (extinguidos quizás tras una fatídica tempestad de agua podrida) quedarán esos restos de fotogramas, esculturas y pinturas, dejados como señales resplandecientes en las cuevas que hemos habitado.

*Emilia Casiva

 Barrio Joven Chandon

 

Participan espacios nuevos, diferentes o alternativos que representan artistas de joven trayectoria. Son seleccionados por un equipo curatorial autónomo.

Equipo curatorial

Raúl Flores (artista y gestor independiente. Buenos Aires, Argentina)
Manuela Moscoso (curadora del Museo Rufino Tamayo, México D.F.)

El principal carácter de la sección de Barrio Joven Chandon es que cada año tiene la capacidad de transformarse y de sorprender. La invitación es clara: Barrio Joven Chandon es la sección dentro de la feria que pone su foco en galerías jóvenes con corta o sin experiencia, espacios autogestionados y cualquier otro tipo de proyecto que, dada su naturaleza, es difícil de categorizar. Todos los años el número crece como también varía, su versatilidad se debe a que la peculiaridad, tiempos y gestión de muchos de estos espacios corresponde a los biorritmos de las personas que los dirigen. Los motivos e impulsos que llevan a tan diversos espacios a aplicar fluctúan desde ganar experiencia dentro del campo galerístico por ser una sección que busca también profesionalizar el sector, como generar intercambios entre espacios que coinciden en su naturaleza experimental visibilizando artistas de las generaciones más jóvenes, hasta valorar la convivencia espacial que proporciona vínculos a una escala nacional e internacional. Por lo tanto realizar la selección de Barrio Joven Chandon es para el jurado un desafío de balances y vaivenes, ya que el objetivo es asegurar la representación en la feria de esta variedad de caracteres, intenciones y posicionamientos en el mundo del arte.

Es así que en el año 2016 somos testigos de la extraordinaria propiedad transformadora de la sección: Barrio Joven una vez más se reinventa. Por un lado, veremos cómo algunas galerías han crecido en edad y, después de tres años participando de esta sección, pasan a la Sección Principal, por otro, nos harán falta algunos de los espacios autogestionados que nos acompañaron en 2015, que este año se han abstenido para concentrarse en su trabajo individual como artistas, hacer una publicación o realizar algún viaje. Estos procesos son importantes de apoyar y Barrio Joven Chandon lo acoge como la fuerza que posibilita una propuesta que se diferenciará radicalmente del año pasado. Por lo tanto, sin dejar de acompañar el trabajo de galerías, gestores y artistas jóvenes que han participado en ediciones anteriores – cabe subrayar que la vocación formativa de esta sección se basa en cultivar una relación de intercambio a través del tiempo– lo particular de 2016 es una amplia presencia de espacios y galerías del interior de Argentina. Cabe también destacar que contaremos con nuevos espacios jóvenes que cuentan con solo un año de vida e incluso hemos invitado a participar proyectos que funcionan de forma multifacética entre espacios expositivos, vivienda, salón de fiestas y centros de producción.
Por supuesto, y como siempre, Barrio Joven 2016 mantiene su apertura internacional que además de contar con espacios de Ecuador, Colombia y Chile, tendremos este año la participación por primera vez de espacios de República Dominicana y Brasil.

Barrio Joven Chandon es una ventana que nos permite conocer y dar a conocer proyectos que están en un estado de efervescencia, que sus propiedades fundamentales son una vivencia apoyada en la experimentación, de carácter inconformista y que sus gestores generan una atmósfera audaz que nos obliga a presenciar procesos entre el arrojo y la determinación. La nueva configuración de jurado, curadora Manuela Moscoso y artista Raúl Flores invita a un sección 2016 que no se puede forzar sino promover, un Barrio Joven Chandon en donde los actores son los que determinan su propio entorno.

Raúl Flores
Manuela Moscoso

 

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El Gran Vidrio participa de la sección Dixit de arteBA 2016

Lucas Di Pascuale (Córdoba) // El Gran Vidrio
Zoe Di Rienzo (Córdoba) // El Gran Vidrio

 

Dixit – Edición 25 Aniversario

En la edición aniversario de arteBA, más de 900 metros cuadrados serán ofrecidos a un equipo curatorial para que organice una exhibición en la feria sobre “25 años de arte argentino”. Esta sección ofrecerá obras de artistas argentinos destacados a museos y colecciones particulares, a través de sus galerías. La propuesta curatorial incluirá además una articulación de las artes visuales con diversas producciones de la literatura, la poesía, la música, el cine y las artes escénicas.

Equipo Curatorial

Federico Baeza (curador e investigador, Argentina)
Lara Marmor (historiadora del arte y curadora independiente, Argentina)
Sebastián Vidal Mackinson (curador e investigador, Argentina)
*Integrado por los ganadores de las tres ediciones del Programa Jóvenes Curadores de arteBA.

Federico Baeza
Nacido en 1978. Es investigador y curador especializado en arte contemporáneo. Doctor en Historia y Teoría de las Artes y Licenciado en Artes por la Universidad de Buenos Aires. Ha recibido becas del CONICET, la UBA y el FNA. Obtuvo el primer premio en el Programa Jóvenes Curadores arteBA 2014 y en el Concurso Curadores 10° Aniversario MACRO 2014.Algunas de sus curadurías recientes son Soberanía del uso (Fundación OSDE, Buenos Aires, 2014), Construcción de un museo (MACRO, Rosario, 2014), El fin del arte (arteBA, Buenos Aires, 2014) y Hacer con lo hecho (MAMM, Cuenca, 2015). Actualmente es director de Extensión Universitaria, profesor de grado y posgrado en Crítica de Artes de la Universidad Nacional de las Artes. Es coautor de libros, publica artículos en revistas y catálogos, participa en charlas y conferencias en el país y en el exterior. Es editor en Otra parte semanal.

Lara Marmor
Es curadora independiente. Formada como Licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires, realizó el Programa de Cultura Brasileña de la Universidad de San Andrés / FUNCEB. Recibió becas de formación de instituciones del país y del exterior. Trabajó como asistente de dirección en el Museo de Arte Moderno y estuvo a cargo del archivo de entrevistas del área de Artes Visuales del Centro de Documentación, Investigación y Publicaciones bajo dirección de Andrea Giunta en el C.C. Recoleta. En 2014 su proyecto Segundo piso por escalera fue seleccionado dentro del Concurso de Proyectos Curatoriales de Fundación Proa donde fue exhibido. En 2013 obtuvo el Primer Premio del Concurso Jóvenes Curadores organizado por arteBA. Algunas exhibiciones recientes son: Un espacio para la obra que no tuvo lugar (FNA, 2014); Doble Fondo de Eugenia Calvo (C.C. Haroldo Conti, 2014); Dobles de Leticia Obeid (Museo Caraffa, Córdoba; MACRO, Rosario; Museo Franklin Rawson, San Juan; Espacio La Cripta, Tucumán, 2013 – 2014) y arteBA (BA, 2013). Es profesora de grado en la Universidad Torcuato Di Tella y es responsable del seminario Curaduría: práctica, teoría e historia en el Programa para Artistas de dicha universidad. Dicta en todo el país con el Fondo Nacional de las Artes seminarios sobre prácticas estéticas actuales y workshops como programa de muchas de sus curadurías. Escribe sobre artistas en publicaciones extranjeras y nacionales. Es colaboradora en Inrockuptibles.

Sebastián Vidal Mackinson
Es curador e investigador de arte contemporáneo. Ha obtenido becas Profession Culture 2013 (Centre Pompidou) y Jumex – ICI (México DF). Recientemente ha ganado el concurso Jóvenes Curadores arteBA 2015, con la propuesta Europa. Viaje, paisaje, cartografía. Entre varias exposiciones colectivas e individuales, ha curado Hacer con lo hecho. Arte y vida cotidiana en la escena argentina contemporánea (MMAM, Cuenca, Ecuador); Soberanía del Uso. Apropiaciones de lo cotidiano en la escena contemporánea (F. Osde, 2014); Panteón de los Héroes. historias, próceres y otros en el arte contemporáneo (F. Osde, 2012);Plausible/ficcional (Document Art, 2013), entre otras.

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