XIII Bienal de Cuenca 2016

Cuenca, Ecuador. Del 21 de octubre al 21 de diciembre de 2016.
XIII Edición de la Bienal de Cuenca
Simón Bolivar 13-89 y Estévez de Toral
Teléfono: [593] (07) 2831778
comunicacion@bienaldecuenca.org
http://www.bienaldecuenca.org

Artistas

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Curadores

Dan Cameron. Curador de Arte.

Curador Jefe en el Orange County Museum, 2012-2015. Creó la Bienal Prospect de New Orleans, 2006-2011. Co-curador V Bienal de Taipei, 2006. Jefe del New Museum de Nueva York, 1995-2005. Director artístico VIII Bienal de Estambul, 2003.

Cristián G. Gallegos. Curador Pedagógico.

Coordinador de la unidad de Educación del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) Santiago de Chile, 2009-2015. Curador del Programa Educativo de la X Bienal de Mercosur, 2015. Miembro fundador de la Red Pedagogía de Museos de Latinoamérica, 2011-2015.

 

Impermanencia. La mutación del arte en una sociedad materialista

Curador: Dan Cameron

Durante la mayor parte de su historia documentada, una cualidad esencial del arte visual ha sido el esfuerzo que se ha hecho para prolongar su existencia. Si es que una obra de arte se consideraba verdaderamente importante, la responsabilidad de asegurar su transmisión de una generación a la siguiente recaía en sus dueños o custodios; la incapacidad de hacerlo solo podía deberse a calamidades como una guerra o un gran incendio. Sea montado en la pared de una iglesia, colgado en las habitaciones de un mecenas de las artes, o guardado cuidadosa y herméticamente dentro de una bóveda suiza, un aspecto absolutamente primordial del valor material y simbólico del arte ha sido siempre su capacidad ilimitada de obligarnos a protegerlo de los daños causados por el tiempo, un estado de permanencia que nosotros –los mismos espectadores cuya devoción ininterrumpida mantiene su reputación con un pulso vital–, solo podemos especular.

Las obras de arte están lejos de ser los únicos artefactos diseñados para perdurar. Los seres humanos construimos pirámides y monumentos, bancos y museos con paredes, pisos y techos de solidez impresionante, en parte porque estamos hechos primordialmente de superficies suaves y flexibles suspendidas en líquidos viscosos que pueden ser manipuladas e impregnadas de manera relativamente fácil, de modo que necesitamos más protección que aquellas especies dotadas de pelaje o de un caparazón grueso. A diferencia de las paredes seguras que nos rodean, las características esenciales del tejido humano requieren que se conecte y, a veces, que se una con otros tejidos para que estructuras dinámicas puedan relacionarse, y aun desconectarse después, y juntarse nuevamente. Hasta hace poco, esta mutabilidad esencial de forma y materia, que nos define como seres vivos, no había sido una característica que hayamos buscado en el arte que consideramos más significativo, pero hay señales de que esto está cambiando. Acontecimientos actuales en el arte contemporáneo, que enfatizan su aplicabilidad social en favor de su monetización dentro del mercado global, parecen sugerir una separación de la comunidad artística internacional en dos campos: aquellos cuya función es la de especular en la rentabilidad del arte a futuro, y aquellos que usan el arte como una herramienta para mirar el statu quo del planeta y sugerir otras posibilidades de ver el mundo para compartirlas con nuestros coetáneos.

La XIII Bienal de Cuenca, Impermanencia, propone juntar un grupo de artistas geográfica y estilísticamente diversos, quienes comparten un interés por reflejar las debilidades y locuras de la existencia humana vinculadas a nuestra condición esencialmente fugaz. Así, la exhibición reconoce que los desafíos de hacer arte comparados con algunos de los obstáculos más grandes de la existencia humana, pueden parecer menores y triviales para quienes no están al tanto de su relevancia, de la misma forma que nuestra especie probablemente parece insignificante cuando se compara con la totalidad del cosmos que nos rodea. Y, sin embargo, hacemos y apreciamos el arte por razones profundas y primordiales que a veces incluyen el deseo de preservar nuestro nombre después de la muerte. En este contexto, quizá sea el arte de lo inefable, de la indefensión y lo transitorio el que habla de un modo más elocuente a nuestra constitución de envoltorios temporales y transitorios de energía que se dispersa gradualmente dentro de un universo frío y en continua expansión. En su apelación a la sensibilidad interna del espectador, la XIII Bienal de Cuenca cambia sutilmente ciertas condiciones previas de relación con las obras de arte, las cuales, en el análisis final, son más el patrimonio de toda la humanidad que de un solo museo, estado o individuo.

Como un concepto temático, Impermanencia es también uno de los principios centrales del budismo, según el cual toda existencia, sin excepción, está sujeta al cambio, y esta transitoriedad es cada vez más una característica de la vida y del arte que tenemos hoy en día, un arte cuyo valor reside menos en mantenerse intacto cien o mil años, que en su habilidad para conectarnos en el momento presente y fugaz de nuestro intercambio con el mismo, incluso si en una semana éste ha desaparecido sin dejar rastro. Dicho acercamiento requiere que consideremos las formas en que las condiciones previas de una vida llevada materialmente son más maleables y menos predeterminadas que lo que muchos de nosotros nos imaginamos. Al liberar el arte de la obligación de permanecer más allá de nuestra memoria, lo experimentamos como una expresión del rechazo a aferrarnos fútilmente a aquello que, para comenzar, nunca fue nuestro.

 

+ info http://www.bienaldecuenca.org

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