Descanso de caminantes

Ciudad de Buenos Aires, Argentina. 21 de septiembre 2019. 13 hs
Descanso de caminantes
Fundación Cazadores
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Descanso de caminantes

Inauguración:
Sábado 21 de septiembre, 13 hs.

Fundación Cazadores se complace en presentar Descanso de caminantes, una muestra grupal con curaduría de Sergio Bazán conformada por ocho artistas que sintetizan en sus obras una lectura personal donde la literatura y gran parte del amplio abanico de las artes plásticas y visuales contemporáneas se hace presente .

Gaspar Acebo / Manuel Ameztoy / Mirtha Bermegui / Chiachio & Giannone / Myriam Jawerbaum / Mirta Kupferminc / Luciana Levinton / Anna Seggiario

Luego de la inauguración, el sábado 21 de septiembre a las 13 hs, la muestra podrá visitarse de miércoles a sábados de 14 a 19 hs hasta el 21 de octubre en Fundación Cazadores, Villarroel 1440.
Fundación Cazadores es un espacio de formación y reflexión para artistas de todas las disciplinas interesados en perfeccionar, potenciar o indagar en sus prácticas creativas, con la guía de artistas de reconocida inserción en el medio y en la actividad docente.

 

CAZADORES
Descanso de Caminantes

En manos de un artista acostumbrado a ejercer la mirada reflexiva sobre la obra del otro, Descanso de Caminantes nace de la intuición previa a la conceptualización para dar coherencia al relato que Sergio Bazán presenta al espectador, conformado por ocho artistas que sintetizan en sus obras una lectura personal donde la literatura y gran parte del amplio abanico de las artes plásticas y visuales contemporáneas, se hace presente.

El título de la muestra da una pista fundamental: una obra póstuma de Bioy Casares que recopila, cual diario íntimo, sus recorridos urbanos plagados de su singular enfoque -no exento de cierta melancolía-, reflexiones sobre algunas vivencias de los años 70 y 80 que dibujan la fisonomía de una época y sus protagonistas. La propuesta curatorial amalgama momentos aleatorios, instantáneas de un «aquí y ahora», de un alto en la marcha y de un volver a caminar. Cual rapsodia compuesta por melodías aparentemente inconexas con cierto grado de fantasía y capricho, cada relato de Descanso de Caminantes da pie a la visualización de una imagen, de una obra, aquellas que se dan cita en esta sala. El discurso integra distintas etapas creativas de cada uno de los artistas, pone en diálogo formatos y soportes disimiles, contenidos simbólicos y conceptuales heterogéneos pero todos siguiendo una ruta común donde se reflexiona sobre ese detenimiento, ese impase en el andar que no es nada más ni nada menos que una forma de plasmar una mirada subjetiva sobre una verdad parcial, propia. Y ese detenerse tiene la particularidad de funcionar como registro, memoria y documento donde un hilo rojo -paradójicamente invisible- vincula ocho historias materializadas en ocho obras cuyas huellas marcan un tiempo condenado a transformarse en devenir constantemente.

Mirta Kupferminc trabaja a partir de la imagen fotográfica intervenida; una aproximación a una de las tantas historias sobre el Holocausto contadas por los protagonistas de un lado y del otro: víctimas y victimarios presentan su perspectiva de los hechos. Pero aquí la obra pone el acento en el rol activo del observador, aquel que participa por el simple hecho de mirar y, consecuentemente, construye sentido. Un documento del horror, no cabe duda, pero donde se apela a restituir la conciencia y parte de esa tarea demanda que tanto los fotógrafos como los espectadores sean co-autores y testigos de un momento histórico.

Gaspar Acebo presenta un trabajo donde hay un antes cuasi performatico imposible de recuperar: una instalación donde el papel inflado toma el espacio, se reduce tiempo después a un objeto que evidencia, con su presencia material concreta, las huellas de una acción irrepetible. Al replegarse sobre sí mismo, las marcas imborrables sobre el papel doblado, pasan a ser testimonio de otra cosa: la fragilidad del papel que recibe la impronta de la huella, se convierte en un acto de resistencia.

Mirtha Bermegui utiliza sus imágenes digitales como grafismos que prolongan y sostienen en cada dibujo una reflexión sobre la identidad, la sexualidad, los límites concretos que imponen nuestros cuerpos frente a un mundo que creemos cercano pero es, efectivamente, inabarcable. Fronteras concretas más allá de nuestras creaciones fantasiosas y personales, la obra más que cuestionar los límites los jerarquiza, los destaca, recorta nuestro campo de acción y es recién a partir de reconocerlos, cuando podemos intentar traspasarlos.

La pintura de Luciana Levinton interviene otro tipo de papeles, documentos arquitectónicos, diseños geométricos, esquemas realizados por mujeres y publicados en revistas especializadas. Quizás una suerte de momento dedicado a la reivindicación del género, otra mujer, otra artista, se suma con su intervención arbitraria, pasional, a mano alzada, recuperando archivos, reasignando sentido, volviendo a poner en valor. Apropiarse del trabajo del otro para potenciar el propio amorosamente, para traer a la memoria un pasado no tan lejano y conversar con el.

Manuel Ameztoy nos lleva concretamente a un lugar fantástico, lúdico, donde la ilusión nos hace sentirnos inmersos en una naturaleza de colores plenos, intensos y vibrantes donde por unos instantes nos sentimos habitantes de un paisaje natural. Pero esa fantasía se diluye porque la escena es artificial, la instalación blanda compuesta de papeles, emula aquellos bosques idílicos que ahora se nos hacen aprehensibles al traerlos a un espacio interior que los «domestica» y los contiene. Solamente así los hacemos nuestros.

Un grabado de Durero actúa como fundamento para que Ana Seggiaro intervenga la imagen de un arco del triunfo con bordados y ploteos. Un documento del siglo XVI se transforma entonces en soporte de una relectura contemporánea. Las dimensiones, además, ponen el jaque el propio formato del grabado el cual suele presentarse a escala pequeña. Una vez más, la memoria ejercitando un salto en el tiempo, la reflexión sobre un concepto de antaño asociado a un tipo de arquitectura gloriosa y la aproximación a su «lado B» propuesto por la artista, donde el mismo documento de civilización también puede serlo de barbarie.

Myriam Jawerbaum viaja hasta el Antiguo Testamento, pensando en la mirada fraternal presente en la historia de Caín y Abel. Allí se pone mucho en juego mucho más que el relato de un crimen: se hace hincapié en la cuestión ética implícita en acto de decidir, condicionado por las bajadas de línea establecidas por los mandatos culturales, la palabra que impone deberes y muchas veces determina conductas. Un objeto que marca recurrentemente que la mirada que vigila se convierte en una acción que respalda, que protege. Y ejercerla o no es una toma de decisión.

Chiachio & Giannone despliegan un biombo intervenido por elegantes textiles y bordados acompañados siempre de su característico autorretrato el cual reafirma su presencia como colectivo, la suma de las fuerzas, la laboral conjunta. Un trabajo que homenajea a una ciudad detenida en un tiempo que la transformó en ruinas: es al territorio Pompeyano a quien se alude con diseños contemporáneos donde los hilos, la trama, la tela captan la impronta de la factura manual, lo orgánico de la mano del artista que en su paso, hace una reverencia contundente a la historia.

Las obras de arte presentan interrogantes, ponen a prueba la percepción del espectador, desafían el intelecto, transfieren parte del universo creativo del artista y aún cuando «hacer eco» en quien observa no sea necesariamente el objetivo perseguido, si el capital simbólico de una obra resuena en quien se detiene frente a ella, la experiencia es sublime, única e intransferible. Y mucho menos plausible de ponerse en palabras que la definan de una vez y para siempre. Relatos individuales jamás pensados para integrarse, en Descanso de Caminantes se toman un café juntos, se miden, permiten la permeabilidad de las energías que cada uno condensa y se transforman en los ingredientes exactos para que, el curador -el noveno artista en este caso- haga armonizar desde las penumbras, a cada una de estas voces claras y particulares sin que ninguna de ellas pierda su color característico. Y si, como venimos diciendo, las obras ponen de manifiesto la intimidad más o menos evidente de un detenimiento, de una observación recortada del panorama mayor, un estado de situación, una realidad pura y exclusivamente subjetiva de cada artista, en este caso el ensamble de todas ellas funda una memoria colectiva, construyen identidad, documentan aquello con pretensión de ser recordado. La capacidad de producir obras de arte es patrimonio exclusivo del ser humano y es, quizás, el testigo más fiel de todo aquello que pensamos, sentimos, decimos y hacemos -y todo lo no dicho o hecho también-.

Dice Bioy Casares en la introducción del libro que da título a esta muestra: “Sea este cuaderno testimonio de la rapidez de manos del pasado, que oculta, entierra, hace desaparecer todas las cosas, incluso a quien escribe estas líneas y también a ti, querido lector.” Y yo me permito agregar que mientras el arte haga de las suyas, tomando las curvas y sorteando la linealidad del tiempo, mientras un Bioy siga escribiendo e inspirando, mientras las imágenes se precipiten en las mentes y formen colecciones de relatos no verbales que den cuenta de un transitar y un «descanso» necesario y reflexivo, ese olvido tan temido, ese desvanecerse en el tiempo, logra ser burlado… al menos un ratito.

Lic. María Carolina Baulo

 

Myriam Jawerbaum

 

Gaspar Acebo, Agosto 2019.

Memoria compacta. [2014 – 2019]

En el 2014, presenté BLANCO en Espacio Kamm, una instalación que consistió en colocar dentro del espacio la réplica del mismo espacio. Tomé las medidas de la mampostería de las salas, y construí en papel la cáscara de ese volumen. Inflé el volumen dentro del espacio. La réplica no consiguió expandirse por completo y acabo cayéndose sobre sí misma.

Al terminar la muestra, tomé los casi 200 metros cuadrados de papel y los fui reduciendo, achicándolo, plegándolo sobre sí mismo, apretándolo, hasta compactarlo en un volumen de unos 80 cm. de lado. Lo guardé como una memoria compacta de aquella expansión.

El papel es un material con memoria. Una vez doblado, la marca de ese pliegue quedará, el intento de deshacer o borrar la huella es inútil. El papel con el que realicé esta pieza, se llama papel seda, es uno de los más livianos, su metro cuadrado pesa 22 gramos, esto hace que sea prácticamente imposible volver a inflar este volumen.

Manuel Ameztoy

Mentir un paisaje: condensarlo, traducirlo y fijarlo en la sala.
Una gran escultura blanda de plástico. Polímeros en fibra teñidos y prensados.
Fragmentar el espacio, virtualizarlo, vectorizarlo con un patrón vegetal.

¿Qué aspecto de un paisaje puedo virtualizar, traer al edificio?
Abrir campo para los cambios y variaciones de la luz: una trampa para el que mira, una ilusión, un árbol falso.

Luciana Levinton

A partir de una colección de revistas de arquitectura Summa, editadas en argentina en los años 70, las desarmo, selecciono, e intervengo las páginas. Sobre el papel, pinto en óleo una forma orgánica, que tiene que ver con lo natural, lo blando, lo vivo, y como último layer, hago un dibujo sobre un proyecto específico.
Las paginas ilustran una época de investigación de la arquitectura argentina y mundial, la revista era un canal fundamental para informarse de lo que estaba sucediendo en el mundo. Es un proyecto documental. Por un lado las páginas de revistas marcan un momento en la historia, y por otro lado, los dibujos a mano alzada, registran proyectos específicos, que son parte de una investigación.
Los Trabajos mas recientes giran sobre el trabajo de las arquitectas Charlotte Perriand, Lina Bo Bardi, Eileen Gray y Lilly Reich. De esta manera reivindico el trabajo de arquitectas mujeres, que no eran publicados tan notoriamente en esos años.

 

Chiachio & Giannone
“Biombo Pompeyano”
Bordado a mano con hilos de algodón, hilos efecto joya s/tela estampada por sublimación. Estructura de madera, vidrio y bisagras.
1,27 x 1,80 m.
2016/2017

Esta obra forma parte de una serie de piezas que realizamos a nuestro regreso de Pompeya en donde descubrimos las pinturas y mosaicos que adornaban las antiguas villas o residencias hoy convertidas en ruinas.
Decidimos estampar nuestras caras como se realizaban los retratos de época directamente sobre los muros y luego bordarlas con hilos de algodón. Sobre las telas que utilizamos como soporte estampamos diseños de la modernidad con la intención de hacer una doble recuperación, por un lado la memoria italiana y por otro la memoria de ruptura de la modernidad.

Anna Seggiario

 

 

Mirta Kupferminc

Testimonio para el testigo

Estas obras son un tributo a la Fotografía como resistencia y como herramienta que permite ver más allá de la lente de la cámara y contar una historia que traspase los límites del registro histórico, y nos acerque a una posición ética.
Las imágenes fueron construidas íntegramente con fotos de archivo que se encuentran en los Museos Yad Vashem, en Jerusalém y Memorial Holocaust Museum en Washington.
Propongo revertir los roles “pasivo y activo” del fotografiado y el fotógrafo y dotar de voz al “Sujeto Mirante”*1. Establezco un contrapunto entre Mendel Grossman, un fotógrafo prisionero en el gueto de Łódź, y Walter Genewein, jefe de contabilidad del gueto y miembro del partido nazi. Mendel Grossman, tomaba fotos clandestinamente con su cámara Leica escondida en el bolsillo roto de su abrigo. Walter Genewein, lo hacía con una mirada fría, con el único interés de experimentar los colores de los nuevos rollos en su cámara Agfa.

*1 Roland Barthes- Camara Lúcida

Mirtha Bermegui

Contornos Físicos

Esta línea fina, delicada, entrecortada, nació hace más de veinte años como gesto vehemente, urgido por relatar breves historias sexuales e indagar sobre el erotismo. Desde aquel entonces y al ritmo de su gesto, mi reflexión sobre el ser y su estar en el mundo se prolongó por sinuosidades que bordearon abismos. A la pregunta ¿qué es el cuerpo? la única respuesta sigue siendo la de una clara imposibilidad de conocer más allá de sus límites.
Georges Bataille nos asegura que como seres discontínuos buscamos una continuidad aparente en el acto de aparearse. Deseamos que al dibujarnos mentalmente sobre el cuerpo amado, aquella línea abierta pueda cerrarse.
Cual falso triunfo nos aferramos a esta fantasía que estalla enardecida en formas y actos, porque sabemos que mientras seamos gobernados por el deseo, estaremos vivos y a salvo.

 

La muestra y artistas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Staff Cazadores

Viviana Romay – Directora
Daniel Levin-Frieder – Director Institucional
Sergio Bazán – Director Visual
Mariel Leibovich – Responsable de producción
Adrian Grimozzi – Jefe de sala
Inés Armas – Directora del proyecto PIPA
Augusto Zanela – Director del proyecto PIPA

 

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