Marea Modular. Oráculo de la imagen en potencia

Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Junio 2022.
Exposición virtual Marea Modular. Oráculo de la imagen en potencia
Espacio Pla
Pabellón de las Bellas Artes UCA
https://uca.edu.ar
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Marea Modular. Oráculo de la imagen en potencia

Artistas: Aldana Bit / Constanza Castagnet / Dano Marello / Daira / Prifma / QOA / Renee Carmichael / Vicky Lamas

Marea Modular. Oráculo de la imagen en potencia es la cuarta exposición virtual producida por Espacio Pla y el Pabellón de las Bellas Artes de UCA. En esta ocasión, con la curaduría de Malena Souto Arena y Merlina Rañi, se presentan las artistas Aldana Bit, Constanza Castagnet, Daira, Dano Marello, Prifma, QOA, Renee Carmichael y Vicky Lamas, en un formato de exhibición-sitio web, programado como una obra por la artista Renee Carmichael, que a su vez contiene y vincula el conjunto de obras visuales, sonoras y poemas.

En el devenir de la página web, las obras oscilan en una marea programada para iterar combinaciones entre sí, capaces de evocar distintas imágenes. El ejercicio curatorial propone que es posible alcanzar una imagen en la dinámica, que no está establecida en ningún lenguaje, sino que se da en el vínculo entre las obras; entre las imágenes visuales, sonoras, poéticas, surge la posibilidad de una imagen inmanifiesta.

Así, los distintos imaginarios propuestos por las artistas se articulan azarosamente generando distintas perspectivas, en la lógica de un oráculo dónde siempre es requerido del consultante una interpretación y la proyección de su propio bagaje.

El ejercicio propone constantemente un desplazamiento: entre la estructura y el contenido, entre lo narrativo y lo conectivo, entre los sentidos y entre los lenguajes, con la intención de crear el lugar para que suceda lo que no tiene nombre porque es inaprensible. Se trata de un ensayo curatorial compuesto por 32 obras visuales, 16 piezas sonoras, 7 poemas y 1 sitio web ―32x16x7x1= 3584 imágenes posibles. La muestra se puede visitar en el sitio web del Pabellón de las Bellas Artes (UCA) hasta mediados de agosto 2022. En el marco de Marea Modular, sucederán diferentes actividades presenciales en la universidad como en otros espacios de la ciudad.

Lic. Cecilia Cavanagh
Directora
Pabellón de las Bellas Artes – UCA

 

Marea Modular. Oráculo de la imagen en potencia, es la cuarta exposición virtual producida por Espacio Pla y el Pabellón de las Bellas Artes de UCA.

 

En la página web pensada como una obra en sí misma y construida por la artista e investigadora Renee Carmichael, las salas de la exposición son olas, y el desplazamiento es a través de imágenes visuales, sonoras y textuales, buscando generar, según las curadoras Merlina Rañi y Malena Souto Arena, una imagen inaprensible. Un excedente sensorial -diría yo después de haberlo experimentado-, que se da en la conjunción azarosa de los elementos desplegados.

Una muestra virtual nos pone frente a frente con algunas cosas más obvias que otras. En primer lugar el cuerpo, que a diferencia de la experiencia transitada en un espacio físico (por ejemplo una galería «tradicional») ya no es un agente autónomo en la circulación entre espacios y salas, y sin embargo, la muestra (se) genera (en) un espacio, y en ese espacio me muevo. En ese sentido la potente obra de Carmichael y el diseño de las salas-olas, logra hacer sentir a le espectadore no sólo que transita en muchas direcciones, sino que en las mismas tiene un campo de acción, una decisión, un recorrido que puede generarse.

Las acciones propuestas de «huir de la sala» o «visitar al oráculo» se expanden y extienden en los paisajes que proponen las imágenes y en las sensaciones profundamente hápticas que las texturas de las mismas nos brindan. Y hablando de lo háptico, el disfrute es total: puedo sentir que toco con los ojos todas esas texturas rugosas, más suaves, más liquidas, mas duras.

La referencia al tocar lo inaprensible, o al tacto como una situación se reiteran a medida que se va transitando esa marea.
Las obras remiten al límite, al pasaje y al paisaje, a la noción de un territorio expandido, a lo liquido, al azar, al espacio y a lo que flota.

Tanto las imágenes visuales como las sonoras proponen algo de una cualidad un poco zen, desde los colores, los sonidos acuíferos, los objetos flotando en el espacio, las esferas, los colores blancos y pasteles. Hay una sensación de calma, intimidad y pausa. Digo zen también quizás para nombrar a una experiencia que me pide mi completa atención, estar enteramente en el presente, y como espectadora habitual de galerías, museos y muestras que toman lugar en el mundo físico, «real», caigo en la cuenta de que sinceramente es más fácil hacer eso cuando no hay cuerpo que estorbe el paso. Debo detenerme un segundo aquí para sincerar algo relativo a mi punto de vista: tengo escasa y casi nula experiencia y saber del campo del arte digital y este nuevo mundo pide todo de mí. Pasa algo trascendental en el cuerpo o en el entramado sensorial cuando mi mente no entiende como está sucediendo lo que está sucediendo ante mis ojos. Me cuesta esfuerzo, me fascina, y finalmente abandono la intención de querer controlar la experiencia, la voluntad de querer entender, y me entrego a la magia del código que me lleva por espacios insospechados. Cuando dejo caer la resistencia y me entrego me sucede que respiro, observo, escucho y soy pura percepción.

Así la marea es algo que intriga y a la vez calma, hay una condición muy íntima, por la que me refugio en ese espacio como única espectadora, sola con mi cuerpo quieto, casi olvidado, y la sensación de estar flotando entre imágenes diáfanas, casi transparentes, que incluso se escapan del cuadro. En ese sentido la propuesta de Renee Carmichael es encantadora en el primer sentido de la palabra y desencaja, toma distancia de los marcos certeros y las alineaciones perfectas de las plataformas masivas a las que estamos acostumbrados.

El código entonces crea un espacio misterioso y poético cuando el cuerpo no es ya la referencia, y sin embargo, lo inmersivo de la experiencia me sitúa con mi cuerpo en un adentro, en el cual la sensación de movimiento es plena y rotunda.

Finalmente aparece el azar como un simulacro en el oráculo, que es también un espacio de indeterminación misteriosa. Un lugar donde se busca y se consigue una respuesta, o adonde se llega sin saber cómo, o se busca practicar algo de la magia.

Marea modular es una gran experiencia poética y sensorial que nos pone en un lugar nuevo por lo incómodo de abandonarnos a un caos de belleza, de suavidad y de misterio donde lo iterativo del código nos arroja una y otra vez a una nueva y alucinada orilla.

                                                                                                                                            Guadalupe Baliño

 

 

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