Entrevista realizada a Gabriela Halac, artista, gestora cultural, productora, quien el 21 de Junio estará en el ExTeresa (México DF) realizando un desmontaje de su obra, curada por Ileana Diéguez.**
– ¿Por qué destejer? por qué no desanudar, desatar, romper, quebrar?
La invitación a México es para hacer un desmontaje de mi trabajo, por lo tanto es abrir el tejido que voy construyendo para que los otros puedan ver los procesos, los mecanismos, las partes, el trayecto y en eso también me sirve para revisar y ver las relaciones, las repeticiones, las derivas de cada proyecto. Es brir un proceso en el que se tejió algo, pero no hacerlo en tu casa, sino frente a la mirada de otros que no se constituyen específicamente como un público que solamente mira, sino como otro que participa de un diálogo. Por eso en este caso específico no son anudamientos, ni quiebres, ni rupturas, el término es preciso en el sentido que enmarca la acción, es hacer un reconocimiento de aquello que nos lleva a la composición. Son clarísimas las ideas que la misma Ileana Diéguez que -la curadora de este ciclo- se refiere al concepto de Desmontaje:
“La noción de des/montaje busca sugerir un recorrido en sentido contrario al resultado final, un “desarreglo de la construcción”, un desandar el camino con ojo analítico, una exposición consciente del escenario teórico, técnico, poético, espiritual y cotidiano que se fue configurando de manera racional y azarosa durante el viaje creativo; un “desensamblar las partes” de cierto proceso”.
– la memoria y los recuerdos no son la misma cosa. la memoria vive, los recuerdos no. te parece? destejer la memoria es destejernos? destejernos a futuro? es desnudarnos? reanudarnos?. mi teoría es que no existe el recuerdo, sólo la memoria que es física.
Yo no sé si puedo decir que la memoria vive y los recuerdos no, porque el sujeto es el depositario de las dos cosas, por lo tanto siempre está vivo y existe memoria o recuerdos mientras estamos presentes. Entiendo que te referís a una idea de memoria como activadora en el presente, pero los recuerdos son una latencia y forman parte de esa memoria. Por ahí hablamos de recuerdo para referirnos a un aspecto de la memoria que es más narrativo y anecdótico, que se resume en un acontecimiento que puede ser narrado, “recuerdo cuando nos tomamos el café aquel día que nevó en Córdoba”, pero la memoria es contenedora de todos esos fragmentos, verbales o no, que vuelve mucho más poroso y misterioso. Lo que no se puede nombrar siempre encierra mas preguntas. Pero los recuerdos están ahí, como algo que durante mucho tiempo fue más presente en nuestra cultura porque era más fácil de objetivar, justamente porque es la parte de la memoria que toma forma de discurso organizado. Lo otro es un bicho peludo que está debajo de la cama y te sale al encuentro cuando quiere, de cualquier forma, como síntoma, como miedo, como sensación, como dolor físico, como esquirla, como sueño, como tabú, como represión, como deseo, como goce, como lo que quieras, y vamos a tener que analizar mucho antes de saber de donde viene y a donde va. Pero es el depósito de agua, donde todo decanta en el fondo y va formando un suelo complejo de definir, lleno de cosas sorprendentes, pero siempre el lugar a donde hacemos pie, o donde tocamos fondo.
– tantos elementos de oficina y de repetición y sin embargo no es una obra que hable directamente sobre la serialización burocrática del poder. o sí? o está tan encarnado como para estacionarse en lo más íntimo? o es justamente esa distancia la que te abre la palabra?
Una parte de mi trabajo está formada por repeticiones, y esto se une con lo de antes. Repetimos lo que todavía no comprendemos y de alguna manera hemos naturalizado. Y cuando detecto esos insterticios me interesan. Y por ahí te llama la atención poruqe estamos lejos de la idea del arte como espacio de innovación. Pero estas series, variaciones, repeticiones están fuera de su contexto cotidiano y entonces se vuelven metáforas, indicios, una densidad que molesta y se amplifica. El poder está en algunos proyectos como “Visitas a La Perla”, porque ya entrar a un espacio que es un Excentro clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, implica dialogar con una estructura de poder muy pesada. De todas maneras yo siempre vuelvo a lo singular, a las personas, a la dimensión uno a uno. En ese proyecto por ejemplo, pongo en tensión la idea de un archivo que manipula la subjetividad, como fueron los archivos de inteligencia hechos para perseguir personas, y estos otros archivos que he construido con los visitantes de este lugar, en una especie de inscripción del cuerpo y el pensamiento en un espacio de aniquilación. Entonces no hay respuesta, hay más bien paradoja. En un sentido más amplio, o saliendo de proyectos tan puntuales como este, una cosa es ver una foto familiar entre otras todas diferentes, y otra es ver 40 fotos familiares siempre con la misma imagen. Insisto ahí donde todavía no entiendo. Pero si veo la insistencia de algo que perturba, que se vuelve estridente. Esa especie de loop te deja dos opciones: o lo anulás porque ya te acostumbrás al ruido, o le prestás mucha atención. Ahí decide el que ve.
– siento que trabajás de sol a sol para recuperar la belleza del martillo
No sé, me gusta lo que hago, pero soy poco constante aveces. Si soy obstinada y si hay algo del compromiso con los otros que me lleva a no declinar. Quizás por eso aunque escribir es un acto un poco solitario siempre me busco la forma para que otros participen en mi trabajo y así, ya está el otro esperando que le devuelva algo, y en ese vínculo ni hablar que me alimento y aprendo un montón.
– siento que trabajás de sol a sol para salvar el recuerdo de morir ahogado
Hay algo de la memoria en general que está en todo lo que hago, porque no me interesa tanto construir ficciones de cero, sino partir de un objeto, una historia encontrada, unos vínculos, un momento particular de mi vida, y hacer algo con esas presencias que emanan densidades que me llaman por algo especial. Siento que tienen la necesidad de seguir existiendo, o que tengo la posibilidad de alargarles la vida, de jugar con ellas, de entrar en contacto con otro tiempo o traicionar al tiempo. A cada rato se pierden objetos, fotos, archivos, y yo en mi entorno soy un poco la depositaria de todos esas cosas que para otros son inútiles y a mi me conmueve verlas, tocarlas, tenerlas hacer algo con ellas. Tampoco tengo la intención de ser fiel con eso que conecto, sino más bien es una relación fantasmal que dispara hacia delante otras cosas. Es fabuloso que una naturaleza muerta siga pudiendo explotar la acumulación de tiempo que encierra y transformar, mover. Para que te des idea de hasta dónde podemos llegar, tengo una caja con tornillos que era de mi abuelo materno. Pero no es cualquier caja, está tallada por él que era artesano, carpintero, constructor, tallador de mármol, aviador y contador y no sé cuantas miles de cosas. Pero lo más importante, tenía un taller alucinante a donde me dejaba entrar cuando era chica. Lamento no haber heredado sus herramientas, aunque rescaté algunas y su banco de carpintero. Pero volviendo a la caja, abrirla y oler eso es para mí tener la oportunidad de volver a su taller. Olor a viruta quemada, a madera, mezclado con aceite, cola… abrir una simple caja de madera con tornillos puede ser un maremagma de sensaciones. Pero eso es para mí, a quién le importa? ¿De qué me sirve? Para volver a un lugar que ya es imposible, que ya no existe. Para eso es la memoria, en lo bueno y en lo malo. Con el tiempo y la fama de que me gusta juntar estas cosas, me van regalando más, y en algunos casos son alucinantes.
– tenés miedo?
El miedo es una sensación que de súbito nos sorprende y que tendemos a olvidar después que pasó. En este momento no siento un miedo particular, pero soy madre y creo que mis mayores miedos tienen que ver con mis hijos. Ellos están fuera de mi, pero son mucho más importantes que un órgano vital de mi cuerpo. Entonces ¿cómo no sentir miedo en este mundo tan violento? Pero igualmente, no vivo en el miedo, y espero tampoco educar a mis hijos desde ahí. Porque el miedo paraliza, es un mecanismo de defensa, sirve para salvarse en un instante de peligro, está bueno tener reflejos, pero para vivir te mata, te asfixia, te limita.
– trabajamos juntas en una obra sobre la catástrofe y la distancia. siento que tu obra se inscribe también ahí, pero no desde la observación ni la descripción. dónde estás vos, en qué parte de ese segmento? o son el mismo punto y se proyectan hacia otro lado? o es un eje del que no podríamos movernos?
Mi mamá nació en Roma y yo soy la primera generación de inmigrantes en argentina. Mi padre también viene de familia de inmigrantes judíos sirio libaneses. Ellos son el fruto de una modernidad que para progresar necesitaba destruir el pasado o al menos abandonarlo. Pensemos que se tomaron un barco rumbo a algún lugar de América guiados por este sentimiento detonado por la necesidad de sobrevivir y mejorar sus condiciones de vida. Entonces ahí mi mundo está lleno de historias de personas que nunca vi, de ciudades que nunca conocí, de madres que no volvieron a ver a sus hijos por razones estúpidas, de huérfanos y más. Eso para mí no es un “tema” de qué hablar, es algo que está ahí y me sigue hablando a mi. Entonces la distancia también tiene que ver con el sentido de los archivos, porque las cartas, las fotos son los documentos de la inmigración que intentaban luchar contra esa distancia contundente entre miembros de la misma familia. En esa obra que trabajamos juntos, esa parte del texto surgió en una cena charlando con Dennis sobre la historia de mi familia. Pero está claro, lo mío no es un trabajo que encaro desde el biodrama, me inscribo en un lugar donde todo es más inespecífico, más una sensación flotando o una necesidad de restituir ese mapa amputado que si no se vuelve cuerpo en una escritura se queda fuera de un territorio y se va borrando. Resistirse a la borradura es volver a escribir con la tinta que queda. Muchos piensan que trabajar con la memoria es alejarse de la vitalidad, pero para mí es lo contrario, es poder continuar un trazo que ya tiene un comienzo en un lugar que hay que descubrir y que habla de mi. Asumo en mi trabajo que la memoria es algo que se mueve, es construcción imposible, recortada, troceada y ahí quizás la catástrofe se condensa en esa frase que ya no sé de quien es pero dice “el pasado está tan abierto como el futuro”. Entonces lo maravilloso es que el pasado siempre es un presente, porque tiene que estar de la mano de alguien aquí y ahora para que vuelva a estar. Todos son indicios. Un archivo puede ser algo frágil, y estimulantes tanto por lo que dice, como por lo que no dice. Puede ser una botella lanzada al mar, encierra precariedad y condición efímera, pero incluso así, es una latencia capaz de sobrepasarnos.
– la última vez que tomamos café me di cuenta que me da curiosidad tu cartera. igual que me daba curiosidad la cartera de mi madre. (espero que ningún lacaniano lea ésto).
No es por incrementar tu curiosidad, pero debo decirte que mi cartera, es un gabinete de curiosidades.
** Organiza el Departamento de Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cujimalpa, a través del proyecto “Des/Monta la Re/Presentación
Reportaje por Indira Montoya.
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