Toda gran obra literaria deja un espacio a la ambigüedad, a la polivalencia, a la adaptación de los receptores de otros contextos, de otras épocas. En el caso de Las Soledades obra cumbre de don Luis de Góngora cuyo cuarto centenario celebramos, sus versos han alcanzado ya la condición de inmortales, pero las interpretaciones de los más diversos lectores en distintas épocas le han ido descubriendo relaciones y sentidos latentes, proponiendo nuevas y enriquecedoras lecturas.
Como la que se ha propuesto ofrecer, en homenaje al mayor de nuestros poetas, la Red de Centros Culturales reinterpretando el concepto de la soledad desde una perspectiva contemporánea y no a través de la poesía, ni siquiera de la literatura, sino a través de formas de expresión artística bien contemporáneas. A caballo del 2013 y el 2014, los centros culturales en Iberoamérica, desde Buenos Aires a Ciudad de México, a los que se suma en Guinea el CCE de Malabo, programarán muestras de arte sonoro, cine y exposiciones convocando a jóvenes artistas y curadores. Con ellas el concepto de lo poético se amplia, permeando a otros lenguajes artísticos como ya propusiera con las artes visuales la trigésima Bienal de Sâo Paulo, celebrada en el 2012 y titulada sugestivamente “La Inminencia de las Poéticas”.
Desde este concepto amplio de lo poético tan cercano a la misión que a los poetas atribuía Platón como intermediarios entre el no ser y el ser, los centros culturales se plantean un relectura que es toda una deconstrucción de Las Soledades gongorinas y del propio concepto de la soledad. El largo poema de Luis de Góngora nos enmarca en un baile lírico y mitológico pero también nos traslada a su palabra homónima. ¿Leemos ahora como entonces Las Soledades? ¿Interpretamos ahora como en nuestro Siglo de Oro la soledad? A tales preguntas se propone responder el proyecto Soledades. Un homenaje audaz y novedoso y un nuevo ejemplo del trabajo en red que, junto a la apuesta por las nuevas formas de expresión artística, caracteriza a nuestra Red de Centros y se ha convertido en su mejor seña de identidad
Itziar Taboada Aquerreta
Directora de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID