El borde entre dos espacios de Matias Kritz

Córdoba, Argentina. Desde el 28 de agosto al 1 de octubre de 2014
El borde entre dos espacios
Exposición de Matias Kritz
Museo Emilio Caraffa
Conferencia 29 de agosto de 2014. 18h
http://www.museocaraffa.org.ar
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El borde entre dos espacios

Fotografía – Video art – Instalación

Exposición de Matias Kritz
Curadora: Alejandra de las Mercedes Fernández. 

El presente proyecto fue concebido a partir del impacto existencial de las dependencias abandonadas y derruidas del Hospital psiquiátrico «Braulio Moyano» (Bs. As.) y de la necesidad artística de dejar este testimonio estético a través de mi métier artístico de la fotografía.

Cada obra fue pensada en sí misma como expresión existencial de contacto con el «otro» faltante: los internos que ya no están; pero la exposición significa una articulación posible entre varias, proponiendo al espectador la vinculación directa con estos «espacios de vacío», con la internación, la pérdida de la razón, la clínica, el abandono, la contingencia de la existencia…

Asimismo quisiera sirva para poner en valor el Museo «Christofredo Jakob», único en su especie, anexo históricamente al Hospital Moyano.

El jueves 28 de agosto de 2014 a las 19:30 horas inaugura la muestra en el Museo Emilio Caraffa en el marco de su centenario. Podrá verse hasta el 1ro de octubre en el horario de martes a domingos y feriados de 10 a 20 horas. Entrada general 15 pesos, miércoles gratis. Estudiantes, jubilados y menores, gratis. Los días jueves a las 15 horas se realizarán recorridos mediados con intérprete de Lengua de señas, de manera gratuita.

 

 

Una estética sobre la ausencia. La antropología de la imagen fotográfica de Matías Kritz.

Alejandra de las Mercedes Fernández.

 

“Una voz sin escritura, está a la vez absolutamente viva y absolutamente muerta” Jacques Derrida, La voix et le phénomène, cap. VII.

La muestra de Matías Kritz producida en el Hospital de Salud Mental “Braulio Moyano” (Bs. As. 2013) asombra no sólo por la calidad de las imágenes sino por aquello que se oculta. La deliberada ausencia de cuerpos nos envía a preguntar sobre los sujetos instituidos en ese punto ciego, en el cual la objetividad la constituye la medicalización de la conciencia. ¿En qué medida están los hombres presentes sin cuerpo? Las huellas de ser son los reductos pasibles de significación, las referencias vivas de lo que ya no está y por ello la fotografía es presentación. Reunir en el presente significa en alguna medida, ejercer dominio sobre la ausencia y el olvido. Pero a su vez, toda ejecución del presente es la pérdida de referencia de un más allá que lo mostrado.

Inasibilidad de la imagen fotográfica

La metáfora de la luz negra de J. Derrida pone el punto de análisis en el límite, es la contrarreacción de la creencia en que la claridad y la razón van juntas. La obra fotográfica es el producto de la implicación material de la luz en un proceso de absorción y fijación de la imagen como contraste sobre un fondo en principio blanco. La analogía con la luz negra emerge con calidad positiva si se la atribuye a la capacidad representativa de aquello que la visión experiencial no es capaz de sintetizar. La creencia de que lo que se ve es testimonio de lo real se encuentra desmentida en aquello que buscamos “por detrás” de la fotografía. Tendemos a creer que en la próxima de la serie se irá develando aquello que no sabemos pero prejuzgamos existe, en presente o en pasado.

El hacer del fotógrafo se constituye en un auténtico acto filosófico pues parte de un acto de creencia que se transforma en certeza (“la certeza de lo visto”) pero que a la vez señala en la dirección posible de lo que ha quedado fuera de lo expuesto. Ausencia detrás de la presencia; existencia como incógnita, hueco de lo real que se expide sobre “lo que hay”. La metáfora desmiente el sentido de que en la imagen representada haya propiamente identidad: en el sentido de que las formas mostradas son las formas finales de un fenómeno. Extraña fijeza que en sí misma lleva la multiplicidad representativa de lo que ya no está ni será posible de encontrar bajo la misma forma. Es que la fotografía parte siempre de un punto ciego que es el cuerpo viviente del fotógrafo, punto denso de existencia que se arraiga en un espacio desde el cual emplaza un conjunto de saberes, mecanismos, técnicas y experiencias pasadas y presentes, e intenciones conscientes e inconscientes. Aún siendo la imagen el punto más denso de concentración de presencia, en la obra de Kritz es la ausencia la que se destaca en plano central. En esos espacios de apariencia onírica pero absolutamente reales lo presente es el no-estar, el límite en que una vida humana sería imposible. La imagen está siendo la voz que anuncia, sin cuerpos, la tragedia de las vidas que pasaron, poniendo en presente la existencia de lo humano como trasfondo de las cosas fotografiadas. Lo “fuera de obra” es el suplemento que las imágenes “reclaman” al espectador.

El fondo negro y la claridad de la locura Desasir la locura de su atavío icónico y mostrar los bordes espaciales donde hubo reclusión y tratamiento constituye la tarea doble de esta obra fotográfica: enunciar lo testimonial y anunciar la muerte, fin inexorable y correspondencia antropológica del sentido del mundo. La locura es la revelación de la fragilidad y de la ausencia de conciencia de sí y del mundo como apariencia.

Sin claridad no hay fotografía, aunque en ella predominaran las sombras no podría haber objetos sin contornos. La claridad entonces se da en la medida en que muestra, y que mediante ello logra apelar a lo faltante. Faltante que se revela claramente en la ausencia en lo mostrado.

La ausencia de imágenes de hombres refuerza el tópico de que la fotografía se ha retirado del campo de la representación fidedigna del mundo, para pasar a ser una forma de testimonio filosófico del mundo, y que no hay nada en él donde lo humano deje de revelarse.

Subjetividad, encuadre y desasosiego “El borde entre dos espacios” es la demarcación entre el encuadre necesario de toda fotografía y el “sin bordes” de toda obra artística. Como así también se constituye en el testimonio del exceso de la objetividad sobre los sujetos (in) nombrados. La fotografía es ontológicamente un escorzo fáctico sobre la realidad. No significa sin embargo que pueda aprehender lo real como tal, sino que más bien es capaz de educir sentidos en lo real, cuyo modo de mostrar es contundente, fijo y por lo mismo intenso.

Cada plasmación fotográfica se constituye en una interpelación para un supuesto espectador, sin el cual permanecería reducida a cripta. El requerimiento de una subjetividad señala el pasaje entre dos ausentes hacia lo único real, que es el instante de una conciencia vívida. La primera ausencia es la del agente autor de la imagen: ya no está donde tuvo necesariamente que estar para producir el encuadre. La segunda ausencia es la del espacio y las cosas representadas en la toma, cuya fijeza es la que produce la ficción de su contundencia.

El encuadre encubre un “más allá del borde” que sin embargo puede ingresar al fondo (profundidad) de lo fijado en la imagen fotográfica. Se impone pues un peligro de “contaminación” que lleva a la subjetividad percipiente a sentir el peligro de la revelación de la angustia frente a lo cambiante o a lo horroroso que se desprende de una existencia frágil y expuesta. Si bien la fotografía exige esa conciencia de lo viviente, en la misma medida que convoca a una recepción estética dependiente de una proyección inconsciente.

El fotógrafo ha tomado una decisión incondicional que a partir del encuadre permanecerá ya para siempre; esto se constituye en un acto cuya violencia performativa significa un agenciamiento de propiedad sobre la realidad. Pero existe un segundo momento no determinado pero sí determinante para conferir el verdadero ser de la fotografía que es el del receptor. No es sino el de la ambigüedad, el momento en que la interpelación del mundo se hace carne.

Si la conciencia es siempre conciencia de algo, el modo inmediato de abordar la fotografía es el de “encontrar su verdad”. Fenomenológicamente se da un desasosiego cuando la imagen no da todo, sino que se presenta sesgada aunque lo en ella representado sea pleno en sus bordes, claro respecto de luces y sombras, equilibrado entre planos.

“El verdadero objeto de que se trata no está adelante sino atrás” dice Lacan en la introducción al Seminario de La Angustia. El objeto fascinante es justamente el aspecto no dado, pero que suscita el deseo de “dar con él”. La serie fotográfica de Kritz cumple de manera conclusa con esta falta de lo humano que se revela en cada imagen. No podemos no inquietarnos angustiosamente frente a esa ausencia de ser en la imagen, cuyo significado emergente es estar expuestos a la locura como parte de la fragilidad humana.

El fantasma de los desasidos de la sociedad está omnipresente en cada una de las fotografías de la serie; no pueden comprenderse sin intentar reconstruir la voz encarnada de los internos. Las paredes, las botellas y los demás objetos son sinécdoque de aquellos singulares que habitaron el psiquiátrico. Inquietan por lo mismo que nos vinculan a un otro que podría ser “cualquiera de nosotros”. Y la reversión de este desasosiego imaginativo se da en el asirse contemplativamente a las imágenes, en querer escudriñarlas, con la esperanza de que nos revelen algo más que la desolación de la huella de quienes pasaron por el hospital psiquiátrico. La serie fotográfica cumple con la convicción lacaniana de que “el fin de algo es siempre un falso fin; hay un resto importante en el cual se juega el deseo, que es siempre equívoco…un juego de espejos sin fondo”. Sólo la experiencia de la angustia que las imágenes convocan nos acerca al mundo extrínseco que habitan los que hace tiempo abandonaron la cruel regularidad del “mundo normal”.

Sobre Matias Kritz

Matias Kritz (Buenos Aires). Artista polifacético. Desde 1989 se desempeña en artes visuales y música. Realizó exhibiciones a nivel nacional e internacional en galerías, museos y universidades: “Museo Evita” (Buenos Aires), «Centro Cultural Borges» (Buenos Aires), «Ministerio de Justicia» (Buenos Aires), UP (Buenos Aires), «Martorell art+people» (Buenos Aires) «, Palazzo Filangieri», (Nápoles, Italia), «Eclectic Gallery», (London, UK), entre otros.
Sus obras fueron publicadas en varias revistas, libros especializados y universidades, entre ellas Universidades“Albert Ludwig”de Friburgo y la «Hochschule Furtwangen» de Baden-Württemberg (DE), Platform58 (UK), JPG MAG (US), ALTPhoto (ESP), DNG (ESP) Gea Photowords (SPA), VOGUE (IT), A+D (ARG).
Dictó Workshops de fotografía para la semana de las artes – Manhattan- E.U (2014), realizó seminarios de arte contemporáneo y estética en MET – Manhattan- E.U (2014), MOMA- Manhattan- E.U (2014), Arte y Naturaleza(2013) con Prof. Belén Romero Caballero (Miembro de la Asociación Española de críticos de arte)entre otros.
Comisionado por la “Fundación Internacional Jorge Luis Borges” para realizar un homenaje fotográfico en celebración del cumpleaños del eminente literato y el 90° aniversario de la revista “Prisma”. Convocado por el Hospital de Salud Mental “Braulio Moyano” de Buenos Aires para realizar obra fotográfica.
Seleccionado por la revista Neoyorquina “HAROLD Luxuryformen” para la sección “The Men” junto a Julian Lennon y Wilbert Das.
Invitado por el artista Italiano –uno de los de mayor proyección internacional-Angelo Musco para participar en su nueva obra fotográfica (2014) y soundtrack del filme “CONCEPTION”junto a Giulio Carmassi, pianista de Pat Metheny.
Actualmente es director de la colección: «Vittorio Racanelli» WorldWar II Photographer (IT), CASA CALTO y KRITZ ARTWORKS.
http://www.matiaskritz.com
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Conferencia
La curadora Alejandra de las Mercedes Fernández y el artista Matias Kritz..
29 de agosto de 2014. 18h

Entrada libre y gratuita.
En Foyer del Museo Emilio Caraffa

¿Hay presencias sin cuerpo? La fotografía como metáfora filosófica y la locura como signo de lo real.

Esta Conferencia se desarrolla en el marco dela muestra de Matías Kritz en en sala 7 del MEC, la cual se puede visitar hasta el 1 de octubre de 2014. Titulada El borde entre dos espacios, la exhibición de Kritz está curada por Alejandra Fernández, y consiste en una serie de fotografías que nos presenta el recorrido del artista por lo espeluznante de un reducto en ruinas, como ocasional voyeur.

 

Caraffa 100 años

El MEC presenta una serie de exhibiciones a partir del jueves 28 de agosto de 2014 desde las 19.30 horas, con entrada libre y gratuita.

Ricardo Roux propone Pura pintura, obras de diversas series y períodos del artista, en tela y sobre papel, en Sala 1. Roux se formó como autodidacta y ha recibido numerosos premios, y ha exhibido a nivel internacional. El artista nació en Buenos Aires en 1945. Hasta el miércoles 1 de octubre.

El Colectivo Mondongo (formado en formó en 1999 y de carácter internacional), integrado actualmente por Juliana Laffitte, Manuel Mendanha y curado por Claudia Santanera, se presentan por primera vez en Córdoba, una exposición de retratos y paisajes, realizados con materiales (hilos de algodón, cera, fiambres ahumados y quesos, plastilina) que aluden al contenido de la obra, una metáfora sencilla y directa. En salas 2 y 3. Esta muestra se extenderá hasta el 27 de noviembre.

También se presenta, en sala 5, la muestra Los ’60 en el Ciudad, una selección de 28 obras del patrimonio del Banco Ciudad de Buenos Aires, datadas en esa década. Artistas Lea Lublin, Ernesto Deira, Rómulo Macció, Luis Felipe Noé, Antonio Berni, Jorge De La Vega, Julio Le Parc, Marta Minujín (obra de 1959) y Gyula Kosice (obra de 1972) entre otros. Hasta el miércoles 1 de octubre.

El Instituto Italiano de Cultura y el MEC presentan a Salvo Genovessi, artista que ofrece la primer parte del proyecto No Shame Multimedia Concept, con curaduría de Beatrice Buscaroli. Una serie de fotografías en blanco y negro, manipuladas digitalmente, de los recorridos del artista por la ciudad. El artista nació en Catania, Italia, estudió artes visuales y se interesó por el cine y el video arte. En sala 6. Hasta el miércoles 1 de octubre.

Cristina Figueroa, artista cordobesa nacida en 1941, propone Espíritu y materia. Bronces en pequeño formato y algunos trabajos en mármol, forman parte de la exhibición que se extiende hasta el 16 de septiembre, en salas 8 y 9.

El día jueves 18 de septiembre, quedará inaugurada la muestra de pinturas Las marcas del deseo, del artista Mario Simpson, en el marco de la presentación del Libro Mario Simpson. Dibujos y Pinturas de Ma. Cristina Roca y Cecilia Irazusta, a partir de las 18 horas. La muestra se puede visitar hasta el miércoles 1 de octubre.

Finalmente, continúa en Sala 4 la infografía con Notas Despegables, acerca los 100 años del Museo Caraffa, a celebrarse en diciembre próximo.

Las exhibiciones se podrán apreciar en sus distintas salas, de martes a domingos y feriados, en el horario de 10 a 20 horas. Entrada 15 pesos, miércoles gratis. Estudiantes, jubilados y menores gratis.

 

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