El nido del Sol, Colectivo Los Ingrávidos

Ciudad de México. Hasta el 28 de julio 2024.
El nido del Sol
Colectivo Los Ingrávidos
exposición virtual
MUAC / Museo Universitario de Arte Contemporáneo
Sala10
Insurgentes Sur 3000. Centro Cultural Universitario
Delegación Coyoacán. C.P. 04510.
https://muac.unam.mx
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El nido del Sol

Sala10: Colectivo Los Ingrávidos
exposición virtual
29.01.2024 — 28.07.2024

El trabajo reciente del Colectivo Los Ingrávidos, de origen mexicano, evoca una noción ritual y animista del medio cinematográfico en donde una coreografía de elementos y fuerzas de la naturaleza interactúan con la materialidad de la película y la pantalla. El nido del Sol forma parte de una trilogía titulada Tonalli que se nutre de la cosmovisión mexica para abrir un campo de alta densidad de ritmos, texturas y colores emanados del Sol, la Luna y el fuego.

Para que la historia no sea una tumba para tu ojo

En El nido del Sol, Xólotl, Huitzilin y Xóchitl se reúnen para recuperar la danza de la radiación, cuyo colorido calor atiza el nuevo fuego de su danza cósmica. Hablemos de cómo negociar con nuestro sistema interno de autorregulación de contenidos. El Colectivo Los Ingrávidos hace cine experimental, pero también es hacker de este sistema. El umbral de detectabilidad de la violencia y la manipulación mediáticas a las que estamos sujetos todos los días fluctúa —como todo en esta vida— en razón a un instinto de supervivencia. El 2012 fue un año en que miles de jóvenes nos obligaron a bajar ese umbral. La particularidad del movimiento estudiantil #YoSoy132 fue el embate directo a los medios masivos mexicanos. En ese mismo año y con ese mismo espíritu se formó el Colectivo Los Ingrávidos. Su misión ha sido aliarse con la desincronización, el scratcheo, el desfase, la superposición, el ruido, la materia, la temporalidad cíclica y ritual y todo lo que pueda desarmar la inmediatez y nitidez de la imagen televisiva. El Colectivo Los Ingrávidos propone el camino desde la agitación política hasta el trance, vía lo que ellos entienden como imágenes autónomas: estructuras sensoriales, perceptivas, poéticas y especulativas en el sentido en que convocan al “pueblo” en oposición a la población administrable que producen los medios de masas. [1] En El nido del Sol, Xólotl, Huitzilin y Xóchitl se reúnen para recuperar la danza de la radiación, cuyo colorido calor atiza el nuevo fuego de su danza cósmica.

El nido del Sol forma parte de una trilogía que en palabras del colectivo “es un collage audiovisual que reúne la fuerza del cine con los poderes mágicos de la Luna, el Sol y el fuego, en busca de reactivar las fuerzas naturales de la cosmovisión mexica. Tonalli está dividida en tres partes que pensamos como una composición chamánica. La primera parte es una preparación atávica para la guerra florida; en la segunda intentamos representar un brasero ceremonial, donde se ven las diferentes lunas; la última parte, la irradiación solar, representa a Tonalli y la energía vital que tienen todos los seres y objetos del mundo”.[2] En el colectivo no sólo operan personas, también la materia y las irradiaciones de sus interlocutores, ya sea una película de 16 mm caduca, imágenes de archivo, químicos de revelado ausentes, las plantas o el Sol.

Cada segundo, el Sol convierte 4 500 000 toneladas de materia en energía. El viaje de esta energía «en forma de luz» del centro a la superficie del astro toma millones de años y tan sólo 8 minutos y 20 segundos en llegar a la Tierra. Una vez aquí, el Colectivo Los Ingrávidos la filmó con 24 filtros usando una óptica de telefoto a distintas velocidades. En este proyecto no emplearon material fílmico caduco —como suelen hacer—, sino que trabajaron con diferentes exposiciones y rollos operando el montaje directamente en cámara. En El nido del Sol, Xólotl, Huitzilin y Xóchitl se reúnen para recuperar la danza de la radiación, cuyo colorido calor atiza el nuevo fuego de su danza cósmica.

Por favor, disculpen el pobre intento de marcar un ritmo con una frase que retorna en este texto que aparece en su pantalla. Se trata de invocar la estrategia del colectivo para entender la superficie desde un “materialismo chamánico” y una “estética del trance” en el que la pantalla se convierte en un tambor, una membrana que induce al trance. El nido del Sol es principalmente una pieza de percusión. No se trata sólo de la coreografía visual de las plantas y del Sol, sino de una vibración real apoyada en el sonido y en algoritmos antiguos de frecuencia, duración, intensidad y textura a los que el cuerpo humano responde. En El nido del Sol, Xólotl, Huitzilin y Xóchitl se reúnen para recuperar la danza de la radiación, cuyo colorido calor atiza el nuevo fuego de su danza cósmica.

Las películas del Colectivo Los Ingrávidos son en sí mismas manifiestos y tesis, pero para aquellos que seguimos necesitando el lenguaje escrito como objeto transicional, el colectivo circula también textos:

Tesis 22: El Materialismo es la dimensión empírica, contingente, circunstancial, sensorial y concreta de los objetos, los documentos, los archivos, los restos, los elementos.

Tesis 23: El chamanismo reivindica la sugestión, el presagio, los estados de trance, el sortilegio y la superstición desde los objetos y los testimonios.

Tesis 24: El Materialismo Chamánico procede por fragmentos, rupturas, loops, clústeres,
módulos, derivas, ascensos, descensos, series, espirales, vórtices, pulsos, ritmos, entropía, neguentropía, hipóstasis, colisiones, vinculaciones, aberraciones, pliegues, entierros, desentierros, todo lo cual trasluce constelaciones intermitentes de cuyo magma emergen figuras, agitaciones, formas, estructuras, procesos, relaciones, percepciones, especulaciones y sensaciones. El Materialismo Chamánico es un sortilegio mesoamericano desencadenado. [3]

En El nido del Sol, Xólotl, Huitzilin y Xóchitl se reúnen para recuperar la danza de la radiación, cuyo colorido calor atiza el nuevo fuego de su danza cósmica.

Ya no estamos acostumbrados, pero quizás extrañamos negociar con el género de escritos de naturaleza franca y performativa que es el manifiesto, cuya audacia produce una colectividad en torno a una oposición directa hacia algo/alguien. En 2008, la Serpentine Gallery quiso revivirlos organizando un maratón de manifiestos durante un congreso de futurología con el fin de preguntarse sobre su lugar en la construcción de futuro porque ¿qué otro tipo de retórica puede competir con su efectividad para escapar de la trampa del nihilismo o de las utopías vagas y moderadas? [4] Marshall Berman reconoció en el manifiesto comunista de 1848 tanto el origen del género político como la primera gran obra de arte moderno. [5] El manifiesto político y el artístico han sido gemelos en pugna difíciles de separar; sin embargo, en nuestro siglo el segundo parece haberse retraído a un registro introvertido, tibio e individualista. [6]

Éste no es el caso del Colectivo Los Ingrávidos, que ha sabido extraer de la historia de las vanguardias y de los movimientos sociales —y también de las culturas mesoamericanas— las fuerzas necesarias para convocar un nosotros y burlar su Tesis 30: La Historia es una tumba para el ojo. Una sobredeterminación para el oído. [7]

Agamben describe a la persona contemporánea como aquella que puede maniobrar entre la oscuridad del presente que la interpela y la luz de otras temporalidades: “Es como si aquella invisible luz que es la oscuridad del presente, proyectase su sombra sobre el pasado y éste, tocado por ese haz de sombra, adquiriese la capacidad de responder a las tinieblas del ahora”. [8] En esas andadas encontramos el cine del Colectivo Los Ingrávidos: en El nido del Sol, Xólotl, Huitzilin y Xóchitl se reúnen para recuperar la danza de la radiación, cuyo colorido calor atiza el nuevo fuego de su danza cósmica.

Alejandra Labastida

[1] Colectivo Los Ingrávidos, “Thesis on the Audiovisual”, Non-Fiction 03: The Living Journal. Disponible en: https://opencitylondon.com/non-fiction/issue-3-space/thesis-on-the-audiovisual/
[2] Instituto Mexicano de Cinematografía, “‘Tonalli’, del Colectivo Los Ingrávidos: se reactiva la energía de los dioses”. Disponible en: https://imcine.gob.mx/Pagina/Noticia?op=fed03726-4b5e-4653-989b-25ea525298b7
[3] Colectivo Los Ingrávidos, op. cit.
[4] Hans Ulrich Obrist, Manifestos for the Future, 12 de enero de 20210. Disponible en: https://www.e-flux.com/journal/12/61336/manifestos-for-the-future/
[5] Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire, referencia del seminario “Zonas de disturbio III Categorías críticas de estética marxista: emplazamientos, desplazamientos y flujos de coincidencia entre arte, materialismo y economía política”, MUAC Campus Expandido, agosto-diciembre, 2010.
[6] Hans Ulrich Obrist, op. cit.
[7] Colectivo Los ingrávidos, op. cit.
[8] Giorgio Agamben citado por Hans Ulrich Obrist, op. cit.

Danzando entre el materialismo chamánico y la estética del trance. Una conversación entre el Colectivo Los Ingrávidos y Alejandra Moreno

Alejandra Moreno (AM): El uso del archivo ha permitido reescribir, reconfigurar, repensar y rehacer la historia o las historias; sin embargo, al digitalizarlo, también se genera tensión en torno a la autenticidad. Entonces el archivo se vuelve muchas cosas: memoria, relectura, rescate y hasta exceso. Al encontrarnos con las diferentes piezas audiovisuales que han desarrollado como colectivo, vemos que el uso de material de archivo toma un papel protagonista. Su manifiesto plantea que una de las misiones de su práctica es subvertir la inmediatez neutralizada. ¿El uso del archivo en su obra se vuelve un aliado para ese objetivo? ¿Cómo entienden al archivo en su práctica?

Colectivo Los Ingrávidos (CLI): Consideramos al archivo como una forma de irrumpir, un inicio a subvertir según una indeterminación estratégica; es decir, entendemos el archivo como lo ancestral en la medida en que nos provee de un inicio absoluto donde nos encontremos. El archivo así concebido es lo inmediato indeterminado, siendo la inmediatez la forma de la irrupción, mientras que la indeterminación es nuestra materia de improvisación, nuestro modo de acumular y transponer lo aleatorio, lo contingente, lo vulnerable.

AM: El nido del Sol, y todas las piezas que conforman la serie Tonalli, me lleva a pensar sobre lo que Silvia Rivera Cusicanqui llamaría una descolonización de la mirada en tanto que observamos un regreso a los saberes ancestrales, particularmente a los saberes mesoamericanos. En esta pieza, se puede observar que no se conciben desde la melancolía o la idealización, como si esa historia hubiera muerto y sólo quedara narrarla. Al contrario, estamos frente a una apuesta por la construcción de una narrativa que apunta a la reescritura, desde la danza que sostiene la imagen visual y la imagen auditiva (recurso del que se valen ustedes en su trabajo). En ese sentido, pienso que lo anterior posibilita regresar agencia a esos saberes. ¿Por qué dar cuenta de esos saberes en este momento histórico?

CLI: Nos parece que los saberes ancestrales no son retrogradables desde lo histórico sino retroactivos desde el presente, suspensivos para el futuro, aniquiladores de todo porvenir instrumentalizado. Son centralizadores rítmicos que proveen la danza, el trance y el ritual. Saberes que no son analizables ni deconstruibles y, por ello, son ancestrales, iniciales e iniciáticos.

AM: Me gustaría que pudiéramos conversar más sobre la potencia de lo que su colectivo denomina la estética del trance y de estas yuxtaposiciones de la imagen que rompen el tiempo lineal, pero también que reconocen que todos nos encontramos conectados para llevarnos a un terreno más cercano al ritual que a la estética habitual. Al mirar y escuchar su trabajo, pienso en la definición poética de la feminista María Galindo, alianzas insólitas, la cual nos recuerda la interconexión vital que tenemos entre todxs, la defensa del no fragmentar y de imaginar combinaciones, que se opone diametralmente al proyecto de la Ilustración en donde los saberes se dividieron por disciplinas. ¿Consideran que esta forma de construir otras narrativas supone a su vez una afrenta a esta estrategia de la Ilustración?

CLI: Consideramos que la Ilustración es uno de los proyectos fallidos de secularización dogmática más corrosivos en la historia. A diferencia de los saberes ancestrales, la Ilustración es retrogradable hasta el punto en que deviene materia intermitente, fragmentada y discontinua. Es sobre la materia en descomposición de dichos saberes ilustrados sobre los que opera el trance, trenzando la parte fragmentaria e intermitente con la parte continua e invariante de las imágenes y los sonidos, suscitando así una potencia rítmica que precipita el ritual, las alianzas, la liturgia y la danza.

AM: En sus trabajos han abordado el tema del trauma y de la ausencia. Sabemos que en 2014 la desaparición de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa fue uno de los momentos coyunturales para su producción. En este sentido, ¿qué piensan sobre el uso de estrategias poéticas para la construcción de nuevos lenguajes visuales que permitan pensar en procesos de sanación, reparación o retomar fuerza tomando en cuenta un contexto social como el que vivimos? ¿Podrían ser las prácticas artísticas parte del antídoto para todo el proceso traumático que estamos enfrentando?

CLI: Así como reivindicamos una estética del trance también convocamos e invocamos una lógica sublativa que opera anónimamente en las estrategias poéticas y las prácticas artísticas. Consideramos que todo proceso traumático exige sublevación, pero toda sublevación es inviable sin una alianza insólita, aquélla que yuxtapone y vincula, en el medio de lo sórdido, las abluciones, las oblaciones y las sublaciones. Toda sanación y reparación requiere la construcción de sepulturas ascensionales como medios para tomar fuerza, ablaciones sustractivas y supersticiones atávicas como nuevos lenguajes audiovisuales. Sublaciones litúrgicas como afrentas ancestrales. Sugestiones infrailustradas que contrarresten tanto a la insufrible y arrogante neutralidad de lo forense como al lujoso vasallaje de las arquitectónicas corporativas.

Colectivo Los Ingrávidos
El nido del Sol, 2021
Video a color
5’14’’
Música: Gustavo Nandayapa

Colectivo Los Ingrávidos (Tehuacán, Puebla, activo desde 2012)
Es un colectivo mexicano de cine experimental que se formó en respuesta a la violencia de la gramática audiovisual comercial y corporativa. Su trabajo se inspira en las vanguardias históricas y su compromiso de utilizar tanto la forma como el contenido contra realidades alienantes. Han adoptado la gramática radical y alternativa del cine poético, cuestionando la burocracia cultural y vinculando la experiencia estética al apoyo social.

Curaduría: Alejandra Labastida
Textos: Alejandra Labastida, Alejandra Moreno, Colectivo Los Ingrávidos
Dirección de contenidos: Ekaterina Álvarez Romero, Cuauhtémoc Medina
Coordinación curatorial: Anaïs Janze
Gestión digital: Ana Cristina Sol Sañudo
Edición de contenidos: Roberto Barajas Amieva, Vanessa López García, Yerem Mújica Toscano
Traducción al inglés: Julianna Neuhouser
Prensa: Francisco Domínguez Morales, Eduardo Lomas

+ INFO https://muac.unam.mx/exposicion/sala10-colectivo-los-ingravidos

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