Mirar el mundo desde distintos lugares posibles

Ciudad de México. Marzo 2024.
Mirar el mundo desde distintos lugares posibles:
quince años del Museo Universitario de Arte Contemporáneo.
Por Melissa Valenzuela Gómez
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Beatriz González, Mural para fábrica socialista, 1981 (Fragmento). Imagen
cortesía de Museo Universitario de Arte Contemporáneo, CDMX

 

Mirar el mundo desde distintos lugares posibles: quince años del Museo Universitario de Arte Contemporáneo.

Por Melissa Valenzuela Gómez

El programa curatorial que presenta el MUAC en su quinceavo aniversario expone dos propuestas artísticas que recalcan las formas de construcción de identidades a partir de la creación de relatos visuales: la experimentación pictórica en Guerra y paz: una poética del gesto de la colombiana Beatriz González (Bucaramanga, 1932) y, un laboratorio de medios audiovisuales en Postura y geometría en la era de la autocracia tropical del venezolano Alexander Apóstol (Barquisimeto, 1969). Las propuestas son de dos artistas provenientes de dos naciones del subcontinente latinoamericano: Colombia y Venezuela, países que debido a su ubicación geográfica contigua les unen sus historias entrelazadas. La relación entre ambas naciones ha sido compleja y multifacética. A pesar de los constantes intercambios culturales, comerciales y de las dinámicas migratorias a lo largo de la frontera, se distingue entre ambas, una marca diferenciada que es también evidente en el ámbito artístico. Por medio del uso de recursos estéticos, en cada una de las exposiciones se presentan las formas de representación desde las cuales González y Apóstol revisitan los relatos de construcción de nación que han marcado a sus países de origen. En estas muestras, el MUAC propone una visión del arte y del espacio museal como mecanismos desde los cuales desentrañar, de manera colectiva, las políticas de identidad nacionales y la huella que dejan las violencias en ellas, al tiempo que se cuestionan las construcciones hegemónicas de los Estados nación latinoamericanos.

Cada exhibición inicia con obras representativas de cada artista y de la propuesta curatorial que se verá en las salas subsiguientes. En el caso de González, la obra Mural para la fábrica socialista (1981) toma el Guernica de Picasso como tema, y en esmalte sintético sobre tablex, hace una reproducción referenciada de la obra con una paleta de colores que, mediante tácticas de apropiación, se ancla a una tropicalidad definida por sus condiciones sociopolíticas. Y es que el Guernica no es otra cosa que un cuadro sobre los efectos de la guerra, sobre el dolor y el sufrimiento causado por la cruenta violencia política, algo que sin duda resuena con la historia colombiana. Así, Gonzalez se ubica en su contexto de producción y origen, y se desmarca del gran mundo del arte europeo y angloamericano para, por el contrario, recordar la intencionalidad de una práctica artística marginal que deja en evidencia una postura política claramente definida a lo largo de su trayectoria. Por otra parte, Mural para la fábrica socialista da apertura a la temática que recorre la exposición: las estrategias estéticas que usa González para representar las violencias de una realidad que ha definido a la Colombia del último siglo. El gesto, temática principal en torno a la cual se agrupan las obras en esta exhibición, se evidencia en una experimentación pictórica que, mediante una luminosa paleta de colores, representa escenarios tomados de la prensa en su apagada impresión monocromática. Mural para la fábrica socialista adelanta la cuestión central de la exposición, que resulta en el indagación que hace la artista por la eficacia de las imágenes, ampliamente difundidas y ahora transformadas en sus múltiples posibilidades de formato, tamaño y soporte.

 

Alexander Ápostol, Documental, 2005. Fotograma. Imagen cortesía de Museo Universitario de Arte Contemporáneo, CDMX

 

Del otro lado, la exposición de Apóstol abre con dos piezas que ponen en tensión las dinámicas sociopolíticas y económicas que caracterizan a su natal Venezuela. Primero, en Documental (2005), una pieza de video, se muestra a un hombre y dos niños sentados frente a una pantalla de televisión en un hogar construido de ladrillo y cemento; observan la transmisión de una película de propaganda gubernamental que presenta las virtudes y ventajas del desarrollo de una nación en pleno apogeo económico. El hombre y los niños contemplan, desde su modesta morada en el trópico, el progreso que promete el gobierno y que pareciera no llegar a ellos. Unos metros más adelante está Los cuatro jinetes (2009), obra que se compone por dos pantallas en las que vemos fragmentos de un espacio arquitectónico modernista en el que, para cumplir los deseos del patriarca — el cazador— y la mujer — la coleccionista de arte —, el arquitecto idea una manera para que ambas aficiones puedan verse en el espacio privado: las paredes de la casa cambian cada cierto tiempo para, por unos momentos, dejar ver los trofeos de safari del varón y, por otros, las exclusivas obras de la colección de arte moderno de la mujer. La conjunción de Documental y Los cuatro jinetes evidencia las desigualdades sociales propias de las naciones latiniamericanas. Esta inequidad se revela en las posibilidades de acceso a viviendas dignas versus la opulencia descarnada, a la vez que destaca los variables mecanismos de asignación de roles sociales y códigos de género, raza, clase social e identidad impuestos por un multifacético y renovable Estado nación; temas que se harán presentes en la obra de Apóstol a lo largo de toda la exhibición.

Las piezas de apertura de las exposiciones de González y Apóstol presentan la postura de los artistas frente a características definitorias de cada nación y evidencian el compromiso de cada quien con el contexto político y social de su país de origen. Gonzalez advierte sobre la turbulenta historia política colombiana y el efecto de las violencias en la construcción del “paisaje” nacional. En su obra, reflexiona sobre los procesos políticos marcados por la violencia, el derroche y la devoción, pero que dan lugar también para el humor y el dolor como un vínculo entre lo privado y lo público. A su vez, Apóstol subraya las connotaciones de la iconografía fundacional de la nación, a través de formas de representación que destacan los roles inherentes a la idiosincrasia venezolana; todo ello mediante un trasfondo de género y poder. Apóstol se enfoca en resaltar lo que se ha llamado una “épica fundacional identitaria⁠⁠” basada en la construcción de identidades individuales y colectivas instituida en los pilares del culto al héroe, los símbolos patrios y la escenificación de roles y modelos sociales. Se configura así un programa que plantea una mirada estética a naciones hermanas que viven procesos políticos disímiles pero igualmente complejos.

Es notorio que el MUAC, en su empeño de mirar el mundo desde distintos lugares posibles, dirija su mirada hacia el arte del sur, o desde el sur, y que exhiba en sus instalaciones propuestas artísticas que aparecen como alternativas de creación de sentido y choque con los sistemas políticos hegemónicos latinoamericanos. Pero, ¿cómo resuenan estas muestras con la actualidad mexicana? Y, ¿qué aportan estas reflexiones al legado que quiere transmitir el museo universitario en sus 15 años de trayectoria? El monopolio de la violencia que se vive hoy en México y la construcción de representaciones e identidades en torno al género y la clase que se derivan de los procesos violentos, ha afectado no solo la corporalidad de los individuos y la sociedad, sino que se ha dirigido directamente a la construcción de subjetividades que implican propias formas de significación y de sentido⁠. Estas muestras presentan experiencias sobre cómo, desde el arte, hay oportunidad de proponer reflexiones sobre otras formas de construcción de nación posibles y resaltan el papel que tiene el museo como espacio de intersección para aportar a la construcción colectiva de nuestros relatos.

1 Ruth Auerbach. 2022. “Alexander Apóstol: 40 modelos políticos pintados en la pared”, en Artishock Revista de arte contemporáneo, junio 26 de 2022. https://artishockrevista.com/2022/06/26/alexander-apostol-40-modelos-politicos-pintados- en-la-pared/
2 Elsa Blair, “Memoria y poder: (des)estatalizar las memorias y (des)centrar el poder del Estado”, Universitas Humanística 72, núm. 72 (el 1 de diciembre de 2011), https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/univhumanistica/article/view/2147.

 

Sobre Melissa Valenzuela Gómez
(Bogotá, vive y trabaja en la Ciudad de México)

Investigadora en arte, especializada en las intersecciones entre el arte y lo político, específicamente en las prácticas artísticas que se generan y circulan en el ecosistema mediático digital actual. Se orienta hacia la concepción del arte político como medio para la reparación de las víctimas de violencias contemporáneas. Actualmente es Candidata a Doctora en Historia del Arte por la UNAM. Con experiencia de más de 10 años en el trabajo en museos, fundaciones e iniciativas privadas y entidades públicas dedicadas al fomento de la cultura y las artes en México. Ha sido docente universitaria en las áreas de comunicación y diseño.

 

 

Alexander Apóstol. Postura y geometría en la era de la autocracia tropical. Vistas de exposición. Museo
Universitario Arte Contemporáneo, MUAC/UNAM, 2023-2024.

 


Beatriz González. Guerra y paz: una poética del gesto. Vistas de exposición. Museo Universitario Arte Contemporáneo,
MUAC/UNAM, 2023-2024.

 

Alexander Ápostol, Los cuatro jinetes, 2009. Fotograma. Imagen cortesía de Museo Universitario de Arte Contemporáneo, CDMX

 

 

 

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