Barcelona, España. 19 de septiembre al 9 de noviembre 2024. 12hs
Banco Público
ADN Galeria
C/ de Mallorca, 205, L’Eixample, 08036
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El cemento que oculta a los más de 100.000 desaparecidos por la barbarie fascista
Un contramonumento del artista Eugenio Merino, en forma de banco público, pone de relieve la urgencia por recuperar y reivindicar el compromiso político del poeta Federico García Lorca, símbolo de los más de 100.000 desaparecidos en España.
El próximo jueves 19 de septiembre 2024 se inaugura «Banco Público», un proyecto del artista Eugenio Merino en ADN Galeria, Barcelona, comisariado por la historiadora y comisaria independiente Semíramis González; cuenta con la colaboración de Víctor Fernández, periodista experto en la figura de Federico García Lorca, y la participación del actor y dramaturgo Juan Diego Botto.
“Banco Público” es una investigación sobre la ideología política de Federico García Lorca, y su instrumentalización desde el Franquismo hasta la democracia, basada en las entrevistas, manifiestos y conferencias que concedió el poeta en vida y que han sido recopiladas a lo largo de estos años por Ian Gibson, Víctor Fernández y Rafael Inglada.
El resultado se traduce en una instalación sonora a modo de memorial, conformada por un banco de cemento con la escultura de Federico García Lorca sepultada en su interior. Se trata del mismo Lorca que pudo verse en Madrid, bajo tierra y cubierto con un cristal transitable, entre marzo y mayo de este mismo año en la galería Memoria. Esta vez el monumento está enterrado y oculto en el cemento, y los visitantes están invitados a sentarse como la sociedad española se asienta sobre los crímenes del pasado.
“Banco Público” busca visibilizar la represión ejercida sobre los miles de desaparecidos, así como poner de manifiesto la ausencia del cuerpo de Lorca y su voz, de la que no hay ningún registro. La grabación que se escucha en la sala es una lectura de las entrevistas y conferencias que Federico García Lorca realizó a lo largo de su vida, interpretadas por Juan Diego Botto y seleccionadas por Víctor Fernández a partir de los libros “Palabra de Lorca: Declaraciones y entrevistas completas”, “De viva voz: conferencias y alocuciones” y “Manifiestos, Adhesiones y Homenajes (1916-1936)”. Merino busca así no sólo darle voz física al poeta sino hacer visible su posición ideológica frente a quienes se la niegan. Se convierte así en un documento único que recupera el pensamiento político de Lorca ligado a la resistencia antifascista.
“En “Banco Público” estamos sentados sobre todos los desaparecidos y asesinados en el golpe de Estado y la represión franquista en España, todos ellos represaliados por sus ideas. Es un monumento oculto que nos hace pensar en el trauma colectivo de nuestra historia”, señala Merino.
El texto de la comisaria Semíramis González termina con esta pregunta, que es de alguna manera, la misma que plantea la instalación: “Ahora que permanecemos aquí y escuchamos la palabra de Lorca en sus textos más políticos, sus entrevistas y conferencias, a través de la voz de Juan Diego Botto, ahora que estamos sentadas sobre su imagen, enterrada apenas a 20 centímetros de donde nos encontramos, la reflexión de este “Banco Público” se hace más evidente: ¿se puede construir una sociedad sobre los cuerpos de aquellos que fueron represaliados y siguen debajo de nuestros pies?”.
La exposición se inaugurará el día 19 de septiembre a las 12 horas en ADN Galeria (C/ de Mallorca, 205, L’Eixample, 08036 Barcelona), y permanecerá abierta al público hasta el 9 de noviembre 2024.
“Ningún hombre verdadero cree ya en esta
zarandaja del arte puro, arte por el arte mismo.
En este momento dramático del mundo, el
artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que
dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango
hasta la cintura para ayudar a los que buscan
las azucenas”.
Federico García Lorca.
El aparente vacío en la galería ADN se presenta como una metáfora de cómo la ausencia es, también, presencia. En el amplio espacio encontramos un banco de cemento, en mitad de la sala, que nos invita a sentarnos y a escuchar. Cuando nos acomodamos es cuando empezamos a reconocer lo que propone este “Banco público”: una voz que lee fragmentos de las conferencias y entrevistas políticas de Lorca nos invita a la escucha; nuestra posición no es trivial: estamos sentadas en un banco dentro del cual yace la figura de Lorca que, unos meses antes, Eugenio Merino mostraba en Madrid.
Frente a las habituales representaciones conmemorativas, este “Banco público” es un contramonumento que cuestiona las formas tradicionales de lo público y las lecturas hegemónicas que, a través del tiempo, han transformado la efectividad del monumento, tanto formal como ideológicamente. Si, como señalaba Rosalind Krauss en su análisis de la escultura en el campo expandido, esta solamente se regía por parámetros historicistas y por su propia lógica interna (asociada a la lógica del monumento), la transformación de lo escultórico liberándose de sus ataduras daría lugar a otra cosa. Aquí estamos ante la tradición de esa otra cosa. La inicial evocación del pasado que articula el sentido de los monumentos públicos ha dado paso hoy a una nostalgia reaccionaria. De ahí que el ocultamiento funcione aquí, en la galería ADN, como forma política a partir de la poética de lo visual, y especialmente de un material tan tosco como el cemento. Frente a la evocación (y los sentimientos que esta acarrea en esas representaciones en el espacio público), aquí ocultar, contrarrepresentar, funciona como una fuerza movilizadora.
Merino se inscribe también, con esta obra, en una genealogía de artistas que han utilizado este material como elemento disruptor, jugando con su rudeza y con lo que oculta dentro. Lo hizo Teresa Margolles para darle una tumba adecuada a un feto, en 1999. También los artistas minimal destacaron por el uso del cemento como elemento frío, aséptico, capaz de transmitir solo formalidad, nada más allá de lo evidente. En este grupo, sin embargo, artistas como Carl André o Robert Morris, consiguieron algo que no esperaban: convertir la aspereza del cemento en un reflejo de sí mismos, de sus aspiraciones por ser artistas por encima de todo, alejados de la organicidad y de lo que esto implicaba. Fueron otras como Lynda Benglis o Eva Hesse quienes responderían a la masculinidad tóxica que emanaba de las piezas de cemento de los minimal y reivindicarían el poder de lo blando, del mancharse, con un resultado formal vivo y comprometido.
Y es que, como podemos ver aquí, mientras permanecemos sentadas sobre este banco, el material es también ideología. El cemento es aquí algo más que un volumen. Es la metáfora de ese asfalto que recorremos a diario, sobre el que pisamos, y bajo el cual permanecen más de 100.000 personas represaliadas. Cuando Ian Gibson apunta a que Lorca es el desaparecido más famoso del mundo, lo hace poniéndonos sobre la pista de que la ausencia y el ocultamiento forman parte de la no reparación y el desprecio hacia la memoria, porque el ejercicio de esta, como señala el historiador Juan-Ramón Barbancho, “no busca renovar el dolor sino la búsqueda de la justicia y el no olvido”.
Los bancos han sido, asimismo, el epítome de la estética neoliberal, el espacio donde se juega con aquello que no queremos en la esfera de lo público. Es en ellos donde se sitúa la mayoría de la “arquitectura hostil”, como los apoyabrazos que impiden que una persona se tumbe encima o los llamados “bancos antimendigos” que colocaba el ayuntamiento de Madrid en 2014 en las marquesinas para evitar que pudieran tumbarse, durante la noche, personas sinhogar. Entre Barcelona y L’Hospitalet de Llobregat se han detectado más de 300 elementos arquitectónicos creados para dificultar la vida en la calle de las personas sin hogar, desde bolas de hormigón en la entrada peatonal a un parking, a escalones con pinchos, bancos individuales en las plazas… Lo importante es la no comunidad, que sea la individualidad la que prime y que la estética del mobiliario urbano neoliberal no responda a la acogida sino a la molestia.
Ahora que permanecemos aquí y escuchamos la palabra de Lorca en sus textos más políticos, sus entrevistas y conferencias, a través de la voz de Juan Diego Botto, ahora que estamos sentadas sobre su imagen, enterrada apenas a 20 centímetros de donde nos encontramos, la reflexión de este “Banco público” se hace más evidente: ¿se puede construir una sociedad sobre los cuerpos de aquellos que fueron represaliados y siguen debajo de nuestros pies? ¿Qué acrobacias ideológicas se ponen en funcionamiento cuando intentan convertir el posicionamiento antifascista de Lorca en algo apolítico? Este banco es un gran volumen de cemento, pero es también un contramonumento que pone de relieve la urgencia por recuperar y reivindicar el compromiso político del poeta.
En este vacío de la galería la no presencia es tan importante como el banco sobre el que nos sentamos y la voz que nos acompaña. Este banco aquí sí es un elemento público, un espacio para escuchar, reflexionar y estar en comunidad, conectando pasado, presente y futuro. Frente a las derivas neoliberales y los relatos tergiversados, este espacio es un lugar para la memoria, entendida esta como acción, como respuesta y, sobre todo, contra el olvido.
Semíramis González
Comisaria
Escultura de Federico García Lorca preparada para ser colocada en el molde de fabricación del banco de cemento. Fábrica de mobiliario Urbano, Girona, 24 julio de 2024. Fotografía de Marc Calleja.
Detalle de la escultura de Federico García Lorca. Fábrica de mobiliario Urbano, Girona, 24 julio de 2024. Fotografía de Marc Calleja.
Operarios de la fábrica mueven la escultura de Federico García Lorca. Fábrica de mobiliario Urbano, Girona, 24 julio de 2024. Fotografía de Marc Calleja.
Operarios de la fábrica colocan la escultura de Federico García Lorca en el molde. Fábrica de mobiliario Urbano, Girona, 24 julio de 2024. Fotografía de Marc Calleja.
Operarios manejan el vertido de 1150 kg de cemento sobre la escultura de Federico García Lorca en el molde. Fábrica de mobiliario Urbano, Girona, 24 julio de 2024. Fotografía de Marc Calleja.
Detalle del vertido de 1150 kg cemento. Fábrica de mobiliario Urbano, Girona, 24 julio de 2024. Fotografía de Marc Calleja.
Fotografía de la instalación RUINA en la Galería Memoria, Madrid. Exposición inaugurada el 2 de marzo y clausurada en mayo de 2024. Fotografía de Ignacio Barrios. @studio_ignaciobarrios
Retrato de Eugenio Merino. Fotografía de Jason Goodrich
Biografía Eugenio Merino
El trabajo de Eugenio Merino (Madrid, España, 1975) explora los relatos del poder político y económico y pone el foco en la ideología o la vulneración de derechos humanos. En los últimos años ha centrado su práctica en la memoria y en la huella visible de la dictadura en la sociedad española contemporánea.
Su trabajo se ha expuesto en museos y bienales como la 15 Bienal de Cuenca (Cuenca, Ecuador, 2021), Museo del Barrio (Nueva York, USA, 2012), Station Museum (Houston, USA, 2015), MOCA (Taipei, Taiwán, 2009), B.P.S.22 (Charleroi, Bélgica, 2010), Les Abattoirs (Toulouse, Francia, 2019), Sculpture Quadrennial Riga (Riga, Letonia, 2012), MAVI (Santiago, Chile 2022) o el Halle 14 (Leipzig, Alemania, 2019) entre otros.
Su trabajo se encuentra en colecciones como Museo CA2M (Madrid), Colección del Museu de l’Art Prohibit (Barcelona), POC Museum (Bruselas), MACAM (Lisboa), Colección olorVISUAL (Barcelona), entre otras.