Mar del Plata, Pcia de Buenos Aires. Argentina. Hasta el 23 de febrero 2025.
Exposición Todo lo que nos queda es un diario
Museo Provincial de Arte Contemporáneo MAR
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TODO LO QUE NOS QUEDA ES UN DIARIO
Artistas: Eva Moro Cafiero, Guillermo Mena, Mateo Amaral, Mariano Giraud, Laura Benech, Marcos Calvari, Jimena Brescia, Paula Pellejero, Javier Plano, Julián Pesce, Faktor y Luciana Aldegani.
12 de febrero performance «Acciones para retornar» de Jimena Brescia
Curaduría: Javier Sandoval Velasquez
Producción: Museo MAR y Festival PLEAMAR
Agradecimiento especial: Estefanía Mateo, Javier Elissamburu, Fernando Savio, Braco Marín, Leticia González, Marcos Sanabria, Enrique Ranzoni, Federico Domínguez Zacur, Rafael Vasser, Luciano Lomastro, Carolina Campos.
La muestra forma parte de las actividades anuales del Festival Pleamar y se podrá visitar desde septiembre de 2024 hasta febrero de 2025 en el Museo de Arte Contemporáneo de la Provincia de Buenos Aires, Av. Félix U. Camet & López de Gomara, Mar del Plata, Buenos Aires.
Martes a Domingo de 16 a 22 Hs.
Entrada libre y gratuita
SOBRE LA EXHIBICIÓN
La exposición «Todo lo que nos queda es un diario» traza un recorrido que combina la memoria y la especulación, utilizando el arte contemporáneo como un dispositivo reflexivo sobre la humanidad y su paso por el tiempo. Inspirada en el aforismo andino «Quipnayra uñtasis sarnaqapxañani» —»Mirando el pasado caminaremos hacia el futuro»—, esta muestra explora el diario como metáfora de la humanidad: un registro fragmentado que documenta vestigios y proyecciones.
El diseño espacial de la muestra se organiza en torno a dos ejes conceptuales:
Futuros especulativos: Este eje reúne obras que invitan a imaginar utopías, distopías y atopías, nuevas narrativas sobre lo humano y lo posthumano. Aquí, la especulación se presenta como un acto creativo que permite reimaginar el devenir de la humanidad frente a desafíos globales como la crisis ambiental y la transformación digital. Las obras seleccionadas utilizan tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y la realidad virtual, para modelar escenarios posibles, tensionando las fronteras entre lo real y lo imaginario.
Pasado progresivo: En este eje, las obras se centran en la memoria y los vestigios. A través de prácticas arqueológicas y narrativas sobre la humanidad, se articulan reflexiones sobre la persistencia del pasado en el presente. Estas prácticas emplazan restos materiales e inmateriales, invitando al público a reconstruir, reinterpretar y resignificar lo que hemos sido como especie. Cada una de estas obras es un gesto que explora las capas temporales que constituyeron nuestra experiencia como humanidad.
Ambos ejes se entrelazan mediante una concepción cíclica y dualista del tiempo, característica esencial de las culturas andinas, que cuestiona la linealidad histórica predominante en Occidente. En esta propuesta, el tiempo no avanza hacia un final predeterminado, sino que se desenvuelve en espirales, donde el pasado y el futuro se reflejan mutuamente.
«Todo lo que nos queda es un diario» reúne una selección de artistas cuyas prácticas dialogan con las premisas de la muestra. Entre las obras, se incluyen instalaciones interactivas, obras generativas, videoinstalaciones, site specific y arte sonoro. Cada obra actúa como una página de este «diario colectivo», ofreciendo entradas fragmentarias que, en conjunto, trazan una narrativa polifónica sobre la humanidad.
Así, la muestra no solo invita al acto contemplativo de obras, sino también a imaginar futuros posibles y resignificar los rastros del pasado. En este «diario», cada entrada es un recordatorio de que mirar hacia atrás y proyectarse hacia adelante son gestos profundamente entrelazados, indispensables para avanzar en tiempos de crisis.
Todo lo que nos queda es un diario
La humanidad, enfrentada a un presente inestable, parece resumirse en un registro fragmentado de experiencias, donde lo vivido y lo imaginado se encuentran en un ciclo continuo. Un diario, donde la memoria personal y colectiva persiste en trazos inestables, en cuyas páginas se entrelazan los vestigios del pasado y las visiones de un futuro incierto.
En este ensayo curatorial, la figura del “diario” se convierte en una metáfora de la humanidad: un registro que, lejos de ser lineal, avanza en espirales, retornos y bifurcaciones. Las prácticas artísticas aquí reunidas se nutren de nuevas arqueologías, acciones rituales, ciencia ficción, datos universales, fenómenos atmosféricos, ecosistemas vegetales, evoluciones biológicas, memorias colectivas e identidades virtuales. Un conjunto de poéticas tecnológicas que proponen desvíos y diálogos entre los imaginarios del pasado y del futuro.
La exposición traza un arco temporal que se despliega en dos ejes: futuros especulativos y pasado progresivo, propone un diálogo entre la concepción ancestral del tiempo, la memoria y la especulación. La sala, concebida como un espacio cíclico está inspirada en el aforismo aymara «Quipnayra uñtasis sarnaqapxañani» que se puede traducir como “mirando al pasado para caminar por el presente y el futuro”. Una mirada que pone en tensión la lectura única y lineal del tiempo.
Todo lo que nos queda es un diario no es una invitación a la nostalgia ni un manifiesto al futuro; es un indicio de la persistencia de la memoria, de la circularidad del tiempo y de la necesidad urgente de reconfigurar nuestra relación con la Tierra y con los relatos que nos han traído hasta aquí. Porque quizás, al final, lo único que nos quede sea precisamente eso: un diario en el que el futuro y el pasado escriben juntos el destino de la humanidad.
miércoles 23:03, septiembre 2024
Javier Sandoval Velasquez
@tecnopoeticxs