Residencias de arte en América Latina

Aníbal Buede (Argentina)

 

Repaso el cuaderno de notas de esa época. Encuentro una placidez lúcida, una seguridad del tiempo disponible para detenerse en los detalles, explayarse, mirar todo y pensar.*

 

Lo que comparto con ustedes, es un texto que habla sobre los antecedentes de las residencias de arte más algunas consideraciones puntuales sobre aspectos problemáticos de este asunto, que tienen un rol protagónico dentro del mecanismo del arte contemporáneo. Por último, adjunté un par de fragmentos de algunos textos publicados que hablan específicamente de Casa 13, un espacio de arte que llevo adelante hace 18 años en mi ciudad, Córdoba.

Defnitivamente, para intentar acercarse a la problemática de las residencias de trabajo para artistas en Argentina se me ocurre indispensable un pequeño ejercicio de memoria.

A principios de los 90, en pleno auge menemista, el estado termina desentendiéndose completamente de su responsabilidad como posibilitador de iniciativas culturales. En este terreno devastado es que comienzan a gestarse algunos proyectos aislados de grupos independientes que tienen la particularidad de ser dirigidos por artistas; estas iniciativas terminarán siendo los puntos de partida para lo que posteriormente significó la gestación de una escena artística con la intención de generar una fuerte carga política y un compromiso cierto con el lugar y el momento histórico que vivíamos.

Entre estos emprendimientos puedo citar como los de más incidencia (más allá de algunas diferencias puntuales que tengo con cada uno de ellos), las clínicas de la fundación Antorchas y lo que generaba el proyecto Trama. Según lo entiendo, los dos ejes que marcaron el trabajo de estos y otros proyectos similares eran, por un lado, la construcción de sentido a partir de la reflexión sobre el sistema del arte contemporáneo local e internacional y por el otro, la concepción de un nuevo mapa nacional que iba mucho más allá de Capital Federal, sobre todo en lugares que aparentemente no tenían una escena ni siquiera en formación como Posadas, General Roca y Paraná, entre otros.

En ese momento, los formatos de clínica y encuentros entre gestores supuestamente eran los que mejor respondían a los objetivos propuestos. En estas instancias se encontraban artistas y productores de distintas ciudades del país donde se generaban cruces que intentaban construir pensamiento y reflexión sobre la obra y sus maneras de circular; por otro lado, también posibilitaron vínculos que posteriormente se concretabanen nuevos encuentros. Esto funcionó como la piedra fundacional para una nueva escena/red donde, a mediados de los 90, comenzaron a emerger grupos de artistas de todo el país que accionaban con un fuerte sentido político, construyendo nuevos espacios de exposición y pensamiento que de algún modo, generaban una tensión con el pobre papel del estado que sólo se remitía a discursos hegemónicos y a desarrollar políticas de exclusión y concentración de poder (el museo Caraffa, de la ciudad de Córdoba, era y es el ejemplo perfecto).

Okay, las categorizaciones tienden a relativizarlos matices y nos pueden llevar a construir una linealidad en la lectura pero,como para organizarme, voy a proponer tres grupos de proyectos de acuerdo a su temporalidad:

Entre los precursores cito a La Baulera de Tucumán, Belleza y Felicidad de Buenos Aires, Parientes del mar de Paraná, el Mac Unam de Posadas, Vox de Bahía Blanca, MOPT de Mar del Plata y nuestra Casa 13, de Córdoba. Se puede también proponer una “generación intermedia” de iniciativas entre las que puedo nombrar a Cultura Pasajera y El Levante de Rosario, Estudio 13 de General Roca, Galería Nómade de Comodoro Rivadavia, Germina Campos de Santa Fe, La Guarda y Galería Fedro en Salta, y La Mandorla de San Juan. Por último, los más recientes, Cúmulo de Tucumán, Iván Rosado en Rosario, EDContemporáneo en Mendoza y Oficina Proyectista en Buenos Aires. Del primer grupo, salvo Casa 13 que aún sigue trabajando, y Vox,que por decisión propia devino en editorial sin espacio físico, todos los demás espacios cerraron.

 

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Foto: http://www.bellezayfelicidad.blogspot.com.ar/

Intentando una lectura objetiva, pienso que las causas son múltiples y que han dependido de los objetivos que se trazaron cuando surgieron. Algunos naufragaron por cansancio, por falta de apoyo y/o por la ausencia de políticas de financiamiento propias. Otros, definitivamente porque habían cumplido sus metas propuestas, o porque no pudieron alcanzarlas.

 

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Foto: http://www.proyectotrama.org/00/trama/2000-2004/contexto2/baulera.htm

Sin embargo, estas iniciativas sembraron semillas y funcionaron como faros para lo que vendría.Los espacios de generación intermedia… intuyo que son los que están sosteniendo, cada cual como puede o como quiere, la idea de una escena/red artística nacional, y la que ha ido abriendo el juego a Latinoamérica, aunque todavía como germen.

No quiero dejar de lado un “detalle” que de algún modo ha incidido en el trabajo y en las maneras de hacer gestión de cada uno de estos espacios: la incipiente aparición del estado como posibilitador a través de los programas del Fondo Nacional de las Artes. Este gesto ha permitido el surgimiento y el desarrollo de algunos de estos proyectos. Paradójicamente, condujo a una dependencia casi total a estructuras de trabajo que se sostenían en la contingencia de conseguir (o no) estos fondos. En este caso, el aporte del estado es, aunque escaso, necesario, aunque…intuyo que fue erróneamente leído, se lo pensó como sostén y no como motor de arranque. Chile es el ejemplo perfecto.

– Papá, préstame el auto y dame plata que esta noche salgo a bailar…

En fin, mediados de la primera década del siglo y el estado de crisis (potenciado por el estallido social del 2001), se asemeja a una enfermedad terminal. Sin embargo, el tropezón fue de tal magnitud que pareció habernos despertado (es definitivo, soy un optimista empedernido). Ante ese estado de situación, y con un par de lecturas comprendidas, algunos responsables de aquellas iniciativas abren el campo, comienzan a mirar hacia afuera, ya no como isla sino como una célula relacionada y tensionada con otras, a extender esas prácticas al espacio público y a potenciar los discursos regionales. Es así que comienzan a pensar, sosteniendo sus proyectos expositivos y de pensamiento, en sumar otros formatos que alimenten estos cruces de experiencias, impriman un sentido dinámico a la circulación de los actores que conforman el sistema del arte contemporáneo latinoamericano y consoliden el concepto de red.

Definitivamente, las residencias de artistas fueron terreno fértil para desarrollar esas ideas. En este sentido, destaco el surgimiento de diversos proyectos que han fortalecido y revitalizado el trabajo de los distintos programas de residencias. Entre otros, menciono el aporte de Curatoría Forense y de Residencias en Red.

 

Anotaciones al margen: Para un artista latinoamericano, una residencia es una instancia de excepción, una grieta en nuestra emergencia cotidiana. Un espacio y tiempo donde (casi) todas las condiciones son perfectas para producir. La tentación es mayúscula, las consecuencias políticas también… para bien o para mal.

Pienso en un artista/residente poroso, que se deja atravesar hasta por el más mínimo acontecimiento. Un artista que vuelve a su lugar de origen como “otro”. Regresar y desplegar esa experiencia… multiplicarla (¿no es así como se construyen las redes?). Pienso en los sedimentos.

Escucho y leo acerca de las discusiones acerca de la identidad latinoamericana… ¿tenemos identidad? Y si la tenemos, ¿qué demonios estaríamos haciendo como artistas? Prefiero la duda, y un rol mucho más activo… posicionarnos como diseñadores de la construcción latente de lo que intuimos como Latinoamérica.

Faena imposible sería referirnos a un formato de residencia, se visibiliza sobre todo como una masa amorfa, en constante movimiento y en todo caso respondiendo a los deseos políticos de quienes las diseñan. En este sentido, y a partir de mis experiencias al respecto, como organizador y como artista invitado, pienso que las residencias que son consecuencia natural de un espacio surgido desde otros proyectos, son las que cuentan con una mayor densidad reflexiva, las que proponen un terreno más incierto sobre sus objetivos y que plantean un espacio abierto sobre el cual construir pensamiento.

Como artista, y esta es una posición muy particular,soy muy crítico con respecto a las residencias realizadas en lugares exóticos; en estos casos, el propio contexto nos plantea una serie de interrogantes más ligadas al folclore local que a una problematización de los mecanismos del arte contemporáneo. En todo caso, y como atenuante, los artistas pueden desarrollar su obra en un terreno extraño al propio,lo que implica nuevos cuestionamientos a plantear en sus prácticas, pero que queda restringido a su propio hacer y al de sus ocasionales compañeros de residencia.

Asumo una residencia como un índice, solo como índice… me dejo llevar por la tentación de trazar un paralelo con una pieza perteneciente a un cuerpo de obra… un conjunto de pistas que funcionan como un indicador del mundo en el que nos movemos.Un terreno en el que no hay tesis que alimentar ni justificar.Un espacio inexacto, confuso, incierto… en el que cada gesto siembra dudas y por ende, cuestionamientos y preguntas acerca de nuestra realidad.

 

Algunos apuntes sobre Casa 13 Finales de 1992…

Cursábamos el último año de la escuela de arte, ya partir de algunos trabajos que veníamos realizando por fuera de la institución comenzamos a percibir grietas profundas, (que con el pasar del tiempo fueron convirtiéndose en abismos), a propósito de las maneras en las que se impartía conocimiento. Definitivamente, esa escuela era una escuela de arte moderno… los formatos de análisis de obra, la apuesta al objeto como “obra de arte”, desplazando la idea de experiencia y de las relaciones que se generan de este objeto puesto en órbita, el desconocimiento total acerca de las consecuencias políticas de ese objeto… en fin…Por otro lado, y extendiendo un poco el campo, nos encontrábamos con políticas de estado sin proyectos culturales.Con un compañero nos propusimos abrir el juego, hacer visibles esas grietas, dentro mismo de la escuela. Conseguimos una pequeña aula donde una vez por semana aglutinábamos algunos alumnos curiosos. Invitamos a distintos actores del sistema del arte local a que compartan sus prácticas artísticas con ellos /y con nosotros/. Al siguiente año tomamos una casa perteneciente al estado municipal…saltar ese muro fue nuestro primer acto político.

Hoy se llama Casa 13. **

 

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Foto: http://casa13.blogspot.com.ar/

A fines de los 90, y a partir de propuestas que nos iban haciendo, comenzaron a hacerse populares en la casa extrañas mezclas de gentes que nosotros llamamos… cruces…Artistas de otras ciudades venían a exponer junto a los locales…Nos gustaba digitar estas instancias… este con este, este otro con aquel…Algunos resultaron geniales, otros… desastrosos. Y se hospedaban en la casa. Hubo un caso en particular, un artista porteño que vino por un par de días. El fulano se inventaba algo cada día, el montaje, la inauguración, proyección de diapositivas, almuerzos con artistas de aquí…Habían pasado 10 días y se la pasaba como dueño de casa, por las tardes salía a la vereda y se instalaba en un sillón a conversar con los vecinos. Finalmente, cuando la situación en su trabajo en B.A. era insostenible… se volvió. Y aunque en ese momento no teníamos ni remotamente idea de lo que era una residencia de trabajo para artistas, ésa fue la semilla.***

 

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Foto: http://casa13.blogspot.com.ar/

* Extracto del texto de Eloísa Oliva acerca de lasresidencias. Un pequeño deseo, publicación en papelde Casa 13. Numero 10. Córdoba. 2009

** Extracto de la conferencia dictada por Aníbal Bue-de sobre Casa 13 en el marco del Congreso nacionalde directores de espacios independientes y museos deArgentina. Palacio Museo Evita. Córdoba. 2009.

*** Extracto del texto de Aníbal Buede acerca de Casa 13. Revista de arte Sauna. Buenos Aires. 2011

 Publicada originalmente en la revista Escuela de mArte 02 | Lima, Perú. 2011

Sobre el autor: Aníbal Buede – Argentina
Nació en Concordia, Entre Ríos, en 1959. Vive y trabaja en Córdoba, Argentina. Artista y profesor de arte. Expone desde 1981, ha curado algunas muestras y escribe prólogos para libros y publicaciones varias. Ha participado en diferentes residencias como artista invitado, organizador y curador. Miembro fundador de Casa 13, institución independiente.

 

 

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