Madrid, España. Febrero 2021.
Un museo en ADN: el retorno de las obras a su esencia biológica.
Entrevista a Solimán López
Por Alexandre Milagres
https://harddiskmuseum.com/gen-hdm/
Un museo en ADN: el retorno de las obras a su esencia biológica.
Entrevista a Solimán López, fundador del Harddiskmuseum, por Alexandre Milagres.
Solimán López es un artista contemporáneo especializado en arte, ciencia, sociología y tecnología, Fundador del Harddiskmuseum y Director de Innovación de ESAT (Escuela Superior de Arte y Tecnología). En esta entrevista, concedida especialmente a Hipermedula, realizada virtualmente (conectando Barcelona-ESP con Belo Horizonte-BRA) por el comisario de arte y ciencia Alexandre Milagres, Solimán nos presenta el Gen Harddiskmuseum, revelando los resultados concretos de la aproximación entre la investigación genética y el almacenamiento de datos, y el arte como fuerza creadora de nuevos horizontes.
Hace 5 años, a través del “Manifiesto Intangible” nació el Harddiskmuseum. Al final del manifiesto nos decía: “Nunca estuvimos tan cerca del cosmos, de lo inalcanzable y de lo intangible como a través de lo digital, ofrezcamos el valor que se merece a este acto de humanidad”. Cuéntanos un poco más ¿Qué es el Harddiskmuseum y de esta nueva etapa que ahora se desenvuelve en 2021?
El Harddiskmuseum es en sí mismo un dispositivo de giro del pensamiento contemporáneo ya que representa el almacenamiento de la cultura actual, ya, como todo avance tecnológico, obsoleto instantáneamente. Es a su vez el resultado de un análisis concienzudo de las estructuras de poder de la cultura y sus estrategias de difusión, conservación y preservación y mitificación. En este contexto, mi análisis como artista se centró en identificar estos puntos flacos y sus debilidades y sobretodo, este análisis se basó en un futurible.
Si interpretamos la creación actual identificamos que está totalmente mediatizada por el uso de herramientas tecnológicas que a su vez podríamos organizar binomialmente en software y hardware. ¿Y cuál es la pieza fundamental del software que a su vez facilita el hardware? La respuesta es el archivo digital. Todos aquellos formatos disponibles como .jpg, .html, .mp4, .mp3, .tiff, .pd, .pdf, .txt y un largo etcétera, son hoy en día el registro de nuestra creación contemporánea en todas sus formas.
Cuando nació el Harddiskmuseum en el seno de la Escuela Superior de Arte y Tecnología de Valencia donde dirijo el departamento de innovación, lo hizo con la clara intención de almacenar y guardar estos archivos de artistas con prácticas similares a las mías, porque el arte contemporáneo hoy, empieza en el “guardar como” presente en todos los hardwares.
Actualmente, tras más de 5 años gestionando en mi estudio (UAS, Updated Art Studio) las obras de más de 100 artistas de 20 países diferentes, el Museo ha llegado a su madurez conceptual y su significado e idoneidad son más evidentes que nunca. El Harddiskmuseum sigue en el 2020 planteando nuevas exposiciones (online y físicas), sumando artistas al repositorio y gestionando contenidos didácticos y pensamiento en general.
Es como un bebé que ha crecido muy rápidamente, como todo en internet, como todo lo digital.
Como gran novedad este final de año 2020, marcado por la genética, la ciencia y los virus, el Harddiskmuseum se convertirá en el primer Museo de la historia que tendrá su información registrada, almacenada y sintetizada en material genético. El proyecto Gen Harddiskmuseum es ya una realidad y los resultados son visibles.
Estamos también preparando una ambiciosa exposición que bajo el título “Social Motion” reunirá grandes artistas con fuerte presencia en entornos virtuales. La exposición tendrá vida por supuesto en nuestros espacios web pero también en la vía pública gracias a una colaboración con JCDecaux y sus equipamientos de pantalla en la ciudad de Madrid, España.
Tenemos otros proyectos, como la reciente colaboración con Tadeus Mucelli, quien representa ya, como si de una franquicia se tratara, al Harddiskmuseum Brasil. Saldrán a la luz también colaboraciones internacionales con importantes iconos del arte digital en ferias, plataformas online…
Lanzaremos también el proyecto File Documenta que aspira a ser una macro exposición online de archivos digitales de participantes internacionalmente.
Su trayectoria artística está profundamente ligada al significado y la naturaleza de los archivos digitales, a los archivos como unidad básica del arte digital. Entonces, ¿cómo cree que se comportarán los archivos y las obras cuando se conviertan a código genético? En términos técnicos, ¿cómo ocurre esta conversión de código binario a formato genético?
Como artista conceptual centrado en general en esos cambios sociales, psicológicos, estéticos y éticos, metodológicos y antropológicos, puedo decir que la revolución digital es una revolución muy especial. Por una parte se está convirtiendo en una revolución que se va a alargar casi indefinidamente en el tiempo por su carácter de autoreplicación y reinvención continua, y por otra, es una revolución transversal y no horizontal en lo que se refiere a su inserción social.
Esto último quiere decir que las estructuras y las generaciones coetáneas se ven interferidas en su plenitud por las derivaciones de la tecnología. Esta situación es particularmente novedosa, ya que en líneas generales, en otras revoluciones, sólo había algunos miembros de la sociedad que realmente se veían repercutidos directamente por ella, o mejor dicho, no todos los miembros sociales estaban capacitados y legitimados para crear contenido y seguir la revolución. Eran miembros pasivos que hacían uso de los elementos indicadores de la revolución, creados a su vez por líderes sectoriales.
Con esta introducción mi intención es contextualizar cómo los tentáculos de la tecnología están impregnando todos los rincones de nuestra realidad. Mi trabajo con los archivos digitales, el dato y la incorporación tecnológica, radica técnicamente en el metalenguaje, propio de los albores de cualquier novedad artística, que en este caso se está extendiendo idefinidamente. Es por ello que el archivo digital es pieza fundamental para entender este engranaje y estas relaciones de ida y vuelta con la información y la materialización o no de la misma.
En estos vaivenes, hemos conseguido que la obra vuelva a su esencia pura y orgánica reconstruyéndose en nuestro propio ser y definición biológica. Es en este acercamiento donde la tecnología, el arte y la ciencia se dan la mano más fuertemente que nunca. Podemos decir que la obra vuelve a su caldo de cultivo, vuelve a la humanidad hecha material genético y esencia biológica. Finalmente el contenido vive ahí, en nuestra propia materialidad.
La conversión tiene sus antecedentes en la Universidad de Harvard donde en su Escuela de Genética y en una investigación capitaneada por el genetista Shipman, consiguen realizar la síntesis de código digital del mítico video del artista Muybridge en el que muestra como un caballo vuela en su batida gracias a la documentación, secuenciada a su vez, de la imagen del equino corriendo.
Aquí se abre una serie de puertas que nos permiten de manera definitiva conectar el mundo de la arte y la creación audiovisual con su almacenamiento orgánico.
El primer paso a seguir es la creación de un archivo único que represente en su interior el contenido del disco. En este caso, gracias a mis conversaciones con la experta en conservación Gema Grueso de la empresa Carta de Conservación de Arte Actual, concluimos que la información que debía ser almacenada corresponde con los archivos metadatos del volúmen, y su arquitectura organizada mediante un .html que muestra toda la cadena de archivos disponibles en el Museo, como una radiografía del disco.
Todos ellos, son compilados en un archivo .zip. Este archivo tiene su base binaria como todo lo digital, unos y ceros organizados de una manera concreta.
Como ya sabemos gracias a Watson y Crick allá por 1953, la composición del ADN tiene cuatro elementos; A(adenina), T(timina), G(guanina) y C(citosina). Técnicamente el proceso consiste en la asociación de las variables del código binario (1 0, 1 1, 0 1, 0 0) y su asociación con los componentes del ADN.
Una vez obtenida esta asociación el algoritmo diseñado es capaz de construir una secuencia de ADN completa con esta lógica compositiva, asociando cada variable del código binario con uno de los componentes ACGT.
La construcción de esta nueva cadena ha sido desarrollada en la empresa Twist Bioscience, líderes mundiales en materia de almacenamiento digital en código genético para empresas como Google, Microsoft, Facebook o Netflix, entre otras.
Todo el proceso lo he ideado junto a la genetista Dina Zielinski, la cual ha supervisado el proceso y además ha posibilitado un nuevo paso más. Zielinski además nos ofrece la documentación necesaria que demuestra que el proceso realizado es válido y que el material digital se encuentra sintetizado.
Mi intención final era hacer que el resultado se convirtiera en algo físico y que pudiera estar en las manos de cualquier. Es por ello que el material es incorporado a una impresión 3D que encapsula y guarda el material orgánico.
La pieza resultante es una serie limitada de 16 copias impresas con el material en su interior que además están disponible como pieza de coleccionista para su incorporación a su vez al entorno del arte contemporáneo y por supuesto poder seguir ampliando los recursos y posibilidades de crecimiento del Museo.
Todo el proceso no hubiera sido posible sin el apoyo de la Asociación francesa Art Project Partner liderada por la comisaria y gestora de arte, Doris Koffi. La artista y asesora en arte contemporáneo, Vidya-Kelie Juganaikloo también ha jugado un papel fundamental en este puzzle.
Entonces, entiendo que el Museo en su conjunto se secuenciará como un solo organismo, y no cada trabajo de forma aislada. Pero, ¿hay alguna forma de acceder a las obras en este nuevo “cuerpo”?
El Museo pasará a formar parte de un único organismo basado en ese mencionado .zip con el contenido del mismo. Entendemos que el Harddiskmuseum es en sí mismo un ente preciso y único y es por ello que decidimos realizar un solo bloque con toda la información.
Desde los orígenes el proyecto es un acto de fé ante la propia esencia de lo digital. Para mí es suficiente con confiar en que en ese pedazo de metal con un disco en su interior y que podemos alzarlo con una mano, se encuentra el trabajo de tantos y valorados artistas y que en sí mismo es un Museo. Esta idea conceptual es difícil de traspasar con cualquier otra acción posible con el disco y es por ello que, finalmente, los resultados siempre devienen en actos simbólicos que nos permiten abrir conversaciones en torno a nuestra realidades contemporáneas.
En cualquier caso, en esta edición GEN del Harddiskmuseum contaremos con piezas físicas, como hemos mencionado y que albergan, de manera prácticamente invisible para el espectador, el contenido del Museo.
Igualmente, junto con Dina, hemos trabajado duro para poder mostrar de un modo visible los resultados y el proceso biológico que ocupa esta idea extrayendo datos gráficos mediante la extracción de Polimerasa, un proceso similar a los famosos PCR´s para la detección de Covid-19. El resultado de este proceso es una tabla comparativa que nos muestra cómo entró el material en su síntesis y como lo extraemos, obteniendo los patrones similares de ambas muestras y mostrándolos de manera visual.
Al llevar las obras de arte digitales desde la arquitectura de los componentes metálicos del Harddiskmuseum a un entorno orgánico cuya base genética define los contornos y funciones en todos los seres vivos, existe una tensión en las reflexiones sobre las materialidades e inmaterialidad de lo digital y de los organismos como parte de este proceso, como portadores de códigos. ¿Qué te motivó a llevar a cabo esta aproximación entre materialidades distintas y qué implicaciones crees que puede traer? ¿Y cómo se reconfigura lo intangible del manifiesto inicial en este nuevo espacio?
Finalmente todo tiene una materialidad específica, es una cuestión de acercamientos (micros) o alejamientos (macros). La materia se encuentra ahí, en pequeña instancia y en elevadas proporciones.
Con lo digital ocurre lo mismo. Estamos todavía explorando el modo de ser capaces de reconocerlo y demostrarlo científicamente. La intangibilidad es ya parte de nuestra tangibilidad pero resignificada y reconducida. Tenemos cientos de ejemplos en la naturaleza que nos rodea y propiamente en la experiencia con lo digital. La energía se transmite, por partículas, el aire y por nuestros sistemas sensoriales.
Nuestro cuerpo finalmente es también una interfaz de conexión con el entorno. Es cierto que es una interfaz compleja y orgánica, pero cada vez se acerca más a las que estamos creando de manera artificial.
Para mí, precisamente estos términos están cada vez más difusos y cercanos. Estoy tratando de implementar un nuevo término, la “virrealidad”. Básicamente planteo cómo ya no tenemos una realidad basada en las experiencias tradicionales físicas, sino que vivimos en un entorno híbrido inoculado en nuestro imaginario cerebral que ya nos ofrece una visión del mundo polarizada por los elementos “externos” ofrecidos por la tecnología.
Poniendo de manifiesto estas cuestiones sin duda alcanzamos una mayor comprensión del mundo que nos viene y que ya ha llegado para no marcharse.
Estos binomios son propios de los momentos de cambios. Precisamente ahora estamos en un momento de estos, donde el ser humano tendrá que tomar la decisión de permanecer como Homo Sapiens Sapiens o pasar ya al Homo Techonologicus o lo que yo mejor llamaría como Homo Augmented, ya que siempre hemos sido tecnológicos, pero no habíamos incorporado esta tecnología al modo de ver la realidad hasta ahora. Estamos en lo que denomino como el “umbral tecno-social”.
En definitiva pienso que las distancias en la materia se están acercando y que por fín demostraremos cómo somos parte de un todo compartimentado y dividido en porciones.
El “Manifiesto Intangible” pienso que sigue más vivo que nunca y que es totalmente aplicable por algunos años. Sigue planteando esta dicotomía en la que nos encontramos.
La clave está en aceptar esta nueva realidad en la que estamos inmersos, dejar atrás el apego a lo material y entender que la esencia de las cosas puede ser minúscula pero seguir siéndolo. El aceptar la intangibilidad creo que es la clave de la evolución de la humanidad para sobretodo generar otra palabra muy importante de cara al futuro, la sostenibilidad.
Aceptar que el arte puede ser intocable, sin materialidad definida es muy complejo para el mercado, pero es sin duda el gran ejemplo que podemos ofrecerle al mundo para enviarle un gran mensaje de prosperidad, espiritualidad e inteligencia colectiva.
A lo largo de este último siglo, los museos se han fortalecido en todo el mundo como espacios de memoria, custodia y preservación del patrimonio. Al acercar sus colecciones y colecciones al público, fomentar el acceso, la formación y la producción de conocimiento, afectan la forma en que percibimos nuestra historia, cultura y construimos nuestras identidades. Por lo tanto, transformar el Harddiskmuseum y toda su colección de obras de arte digital en código genético va más allá de la simple transposición de archivos. Un museo en código genético trae consigo conexiones previamente impensables entre memoria, preservación, patrimonio e identidad. ¿Cómo ves este reflejo?
Es una pregunta muy interesante. El Museo ontológico e históricamente ha sido siempre la referencia y la huella de nuestro tiempo, por supuesto orientada por la figura del ente gestor de dicha colección. Pero es indudable que su concepto ha perdurado en el tiempo y que es uno de los grandes estandartes que tenemos en la actualidad para poder mirar atrás y pensar el “hacia delante”.
La primera de las ideas que surgen en el contexto de esta acción genética con el Museo es la de: ¿puedo inocularme el material genético en mi cuerpo? ¿puedo injertar este material en la naturaleza? La respuesta es que técnicamente es posible, pero trasciende determinadas cuestiones éticas y morales que pueden desembocar en resultados inesperados y que se salen quizá de las intenciones del proyecto.
No se trata de descolocar la posición del contenido y del concepto del Museo, si no la de revisitar la naturaleza de nuestra producción actual y el lugar que ocupa aquello que entendíamos como artificial, lejano e inmaterial, para recolocarlo más cerca de nosotros y de nuestra propia esencia.
La tecnología nos está ayudando más que nunca a entender el mundo que nos rodea y por supuesto a nosotros mismos y este acto simbólico con el Harddiskmuseum plantea una nueva posición de la cultura y su elementos productivos.
La creación vuelve a su cuerpo original hecho gen, lo cual nos ayuda a plantearnos las estructuras del pensamiento y la materialización de las ideas. Podríamos incluso traer a colación a Platón o quizá la silla de Kosuth.
Entramos además en el terreno de la representación y la necesidad misma de la prescripción de contenidos por parte de la imagen. En un mundo donde todo es dato y composición visual, un paso como el que hemos dado se antoja más extraño que nunca porque supone un paso hacia el futuro de la representación.
Nuestros cerebros ya están aprendiendo y asimilando TODAS las imágenes del mundo y llevamos dispositivos que nos ayudan a guardarlas. Unos dispositivos que ya no funcionan como cámaras de fotos sino como asistentes de la memoria.
Todo ello para seguir construyendo una inmensa base de datos que por su propia magnitud deviene ya inabarcable y se convierte a su vez en intangible.
Volvemos a la conclusión de que el entendimiento del mundo del mañana se consigue a través de un ejercicio de transparencia visual. Las cosas están, pero no hace falta verlas. Lo digital, sigo pensando de nuevo con esta acción que es un acto de fé, infinito y por qué no, lleno de belleza.
Por otra parte sin duda el proyecto es un ejemplo de los nuevos modelos de almacenamiento digital que se van a imponer al futuro. El código genético, el grafeno y otros muchos, van a convertirse pronto en estándares de conservación y preservación digital. Son ya la respuesta a nuestra ingente cantidad de información creada a diario, algo que además no tiene visos de cambiar en un largo periodo de tiempo.
Tras estos descubrimientos debemos de acompasar otras tecnologías. Quiero decir con esto que ahora debemos acercar estas herramientas al público, crear hardwares preparados y llevarlos al uso doméstico.
El Covid, también está siendo en este sentido una herramienta de popularización de la ciencia. Gente que realiza análisis domésticos y material hospitalario que sale de su espacio común para ocupar otros lugares como aeropuertos, ayuntamientos y espacios públicos.
La tecnología y la ciencia y biología van a seguir escribiendo muchas páginas juntos hasta acabar por fusionarse eternamente.
Nuestra propia creación quizá quede guardada para siempre en una nueva naturaleza creada genéticamente por nosotros, como una suerte de bosque de archivos digitales almacenados en piedras con grafeno y en plantas con ADN.
Como bien ha señalado, existe un creciente debate en todo el mundo sobre las implicaciones éticas, los posibles límites a los estudios y experimentos genéticos, principalmente a partir de la popularización de CRISPR, el desarrollo de impresoras de ADN o incluso el comercio virtual de kits DIY de edición genética. El arte (que se ha ido reconectando cada vez más — como en su pasado — al universo de la ciencia) ha seguido el ritmo de estos debates desde el principio, con nombres como Joe Davis ampliando horizontes de estudios genéticos e insertando procesos poéticos en laboratorios de investigación. ¿Cómo ve el diálogo entre esta nueva etapa del Harddiskmuseum y esta efervescente producción genética contemporánea que conjuga arte y ciencia?
Creo que mi labor como artista y fundador del Museo, en este caso concreto, va a naturalizar la utilización de la tecnología, la ciencia y la biología como el mencionado y amigo Joe.
Acciones de este tipo posibilitan que estos avances sean popularizados y traídos a tierra, democratizados e inoculados en el ciudadano de a pie. De otra manera corremos el riesgo de que estos avances y puntos de vista queden en los entornos especializados del arte contemporáneo y la ciencia sin conseguir ese trasbase de información y esa transferencia de conocimiento a la sociedad.
La intención es que la palabra compartir se siga desarrollando y que gracias a ella la humanidad evolucione de manera positiva, sostenible e inteligente hacia un futuro que si algo tiene son retos de supervivencia para nuestra especie. Esta producción y conexión entre estos mundos que como bien indicas viene desarrollándose desde el inicio del arte, se debería convertir en un estándar que convierta estos campos de actuación en terrenos abiertos y bilateralmente posibles.
Es importante también que las acciones se conviertan en bidireccionales. Como artistas nos interesamos por otros campos y nos apasiona saltar la valla de nuestro estudio y ocupar el laboratorio o el centro de investigación y observación, pero en ocasiones es más difícil que eso ocurra y el científico y observador no salta esa valla.
Para seguir evolucionando en estos campos debe haber una conciencia en los dos sentidos para buscar un lugar de entendimiento satisfactorio del que GEN Harddiskmuseum es un ejemplo simbólico.
Dina Zielinki genetista y Solimán López artista juntan sus esfuerzos para hacer posible un nuevo modelo de Museo contemporáneo que puede hacer historia. Sin lugar a duda un ejemplo paradigmático que junto con otros muchos a lo largo de la historia, pueden ofrecer nuevas visiones del futuro y presente de la producción artística, el patrimonio y por supuesto, seguir generando identidades más próximas al ciudadano.
Para finalizar, hago aquí una reflexión. Hoy estamos experimentando las consecuencias más tangibles de nuestra presencia e interferencia en el planeta. El antropoceno que ya se ha anunciado alrededor del mundo en la última década nos ha traído este año una pandemia con más de 50 millones de muertos, con un clima convulsivo, glaciares que se derriten, temperaturas en aumento y pactos globales todavía tímidos en la tarea de ralentizar o cambiar el curso de lo que vamos a vivir. Quizás es hora de ver nuestras cadenas de ADN como museos, llevando en su colección la herencia genética de una especie que era dominante, pero que ahora es frágil en el espejo del planeta. ¿Cuál es su visión del arte y su posible papel en este momento en el que vivimos como especie y como planeta?
El arte representa la esperanza y la expresión intelectualizada del ser humano. Supuestamente somos los líderes de este planeta gracias al intelecto y la resignificación de la realidad y lo que nos rodea es una acción que ejemplifica esta cuestión.
Seguir apoyando y valorizando estas preguntas nos configurará como una mejor especie, más comprensiva con el entorno y con respuestas más creativas y seguras antes los retos que mencionas.
Políticamente los discursos están totalmente desviados. Socialmente los iconos y referencias son totalmente erróneas. Por ejemplo, hemos visto cómo en esta pandemia los auténticos ídolos de nuestra sociedad han virado del mundo del deporte al mundo sanitario. Hemos necesitado una pandemia para darnos cuenta que los valores sociales que hemos defendido a lo largo de un gran periodo de tiempo están confundidos. Son valores que vienen de la Grecia antigua y la pretensión del hombre a ser dios.
Seguimos con esa idolatría desviada que no hace más que poblar el mundo de generaciones confusas e ilusionadas con la ilusión de llegar a ser dioses. Lo vemos a diario ahora gracias a las redes sociales, por ejemplo, donde el feed de Instagram es el feed del deseo y la proyección ilusoria de múltiples deidades de humo.
Creo que estamos también en una pandemia ideológica, conceptual e intelectual que está ocurriendo en la sombra pero que también está aniquilando gran parte de nosotros, de nuestra llave secreta para “gobernar” el mundo y que además está haciendo que las clases dominantes manipulen, gestionen y reifiquen al resto de la población, todo ello porque los líderes de opinión se encuentran en otro escalón que no es ni cuando menos el primero.
El arte y sus actores debemos seguir haciendo nuestra labor de fondo. Nuestro cometido social es seguir planteando cuestiones, defenderlas y promover el pensamiento crítico allí donde podamos para intentar desbancar todos esos mensajes que no hablan de nada y que son balas al aire cargadas de colores dorados y artificio.
El reto sigue siendo enorme, pero por suerte tenemos hoy más que nunca las herramientas para hacerlo. La manifestación hoy en día debe ser electrónica y simbólica. Hay que dejar la violencia y los palos para coger el teclado, el software, la red, la música, la instalación, la poesía o el ADN para hacer una guerrilla positiva, impactante e inédita.
+ info https://harddiskmuseum.com