Ciudad de Buenos Aires, Argentina. 1° de Octubre 2024.
Modos de acceso: la curaduría como agente mediador entre el arte y la ciencia
Por Agustina Rinaldi
Presente Continuo
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Modos de acceso: la curaduría como agente mediador entre el arte y la ciencia
Por Agustina Rinaldi
La superación de la dualidad amigo-enemigo que rige a las sociedades occidentales, habilita la posibilidad de agenciamiento entre lo distante y disonante. Cuando la oposición se vuelve relacional en vez de reaccionaria, desbloquea un nuevo modo de acceso al mundo que supera los límites taxonómicos y disciplinares.
En el marco de Presente Continuo, el programa de arte, ciencia y tecnología de Fundación Williams y Fundación Bunge y Born, Mónica Bello, curadora de Arts at CERN, la plataforma de arte del Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales en Ginebra, propone pensar más allá del binarismo arte|ciencia en búsqueda de un espacio intermedio de retroalimentación entre artistas y científicos. “Hay que romper el código, colectivamente. La ciencia es una forma de hacer. Si nos enfadamos con la ciencia, ¿qué otro aliado podemos tener? Generar críticas es importante, pero sin caer en esta polarización”, señala tras su primer día de taller en Fundación Andreani.
Yunchul Kim, “Chroma VII”, (2023). PH: Marina Cavazza. Fuente: web Arts at CERN.
Desde su creación en 2011, Arts at CERN recibe a artistas transdisciplinares en el laboratorio con el objetivo de potenciar sus búsquedas conceptuales y estéticas. El proceso de exploración en pos de crear una obra deviene de la indagación creativa de las preguntas fundamentales que a diario impulsan a los científicos a entender cómo funciona el Universo. En relación con el motivo por el cual este programa único en el mundo se desarrolló en Suiza y no en otro país, Bello considera que se relaciona más con el “compromiso” que con los recursos financieros.
“Si bien las condiciones económicas son importantes, antes de esa operación tiene que haber interés genuino, compromiso y acuerdo, en donde se valore la misión. Cuando eso sucede, analizando la economía, puedes hacer la escala. En nuestro caso, existía una demanda evidente, los artistas pasaban tiempo en el CERN y la decisión de que el laboratorio oficializara un programa de arte tuvo mucho que ver con qué nos cuesta dar el paso. Después, qué nos va a costar sostenerlo y cuántos años puede estar en estas condiciones siendo sostenible, efectivo y manteniendo el sentido. No se dio desde el primer día, fueron años de estudio y estrategia en el que nos replanteamos realmente cuál es el valor. Cada día cuenta y la experiencia que se adquiere durante esos años es valiosísima”, explica.
En este contexto, el curador se convierte en un mediador entre el arte y la ciencia en búsqueda de acortar las distancias heredadas y perpetuadas entre ambas disciplinas.
“Este acercamiento se caracteriza por el diálogo constante, tratando de entender cuál es tu práctica en relación con los demás y a la inversa. Para descifrar el marco del que parte el otro, tienes que entender la disciplina; saber todo sobre los dispositivos con los que cuenta una científica para hacer su trabajo y hasta el contexto social, político y económico de sus materiales. A partir de ahí, tratar de generar un diálogo que sea significativo para ambas partes. La práctica curatorial, en este marco, se convierte en facilitadora, siempre desde el conocimiento de ambos campos”, asegura.
Julius von Bismarck & Benjamin Maus, “Round About Four Dimensions”, (2023). PH: Marina Cavazza. Fuente: web Arts at CERN.
Además de trazar un horizonte marcado por el diálogo, la curaduría que media entre el arte y la ciencia calibra nuevos contextos definidos por la inevitable tensión entre la racionalidad de la práctica científica y la irracionalidad que libera a lo artístico en busca de otras producciones de sentido. Lo que torna importante subrayar la potencia de la irracionalidad, cuestionando su connotación en las sociedades occidentales. “La historia del pensamiento occidental tiene su culminación en la ciencia y la tecnología moderna, que son una ciencia y una tecnología de los entes. Lo no racional, mientras tanto, es atribuido solo a los místicos”, afirma Yuk Hui en Fragmentar el Futuro, remarcando la importancia de lo no racional para el arte. “Lo no racional demanda un proceso de racionalización. Eso no quiere decir que lo no racional sea racionalizado en el sentido de que pueda ser articulado según una lógica formal. Aquí, racionalizar quiere decir hacer a lo no racional consistente con nuestra experiencia”, añade.
Esta mediación, principalmente discursiva, exige que el curador que trabaja en el cruce arte|ciencia adquiera un lenguaje específico para comunicarse con articulación. La especificidad de esta práctica curatorial híbrida no la exime del desborde que caracteriza a su rol, especialmente, en Latinoamérica, donde el curador también es estratega, gestor, comunicador y diseñador, entre otros. Este desdoblamiento, según Bello, tiene que ver con la precarización laboral en general, más que con la curaduría en particular. “El rol del curador no es rígido, sino híbrido. Pero esta hibridez tiene mucho que ver con las competencias de uno. No necesariamente tus afinidades acaban siendo aquello que hagas, sino que la experiencia te lleva a ciertos lugares. La parte más divertida de la curaduría es la intelectual pero hoy, tristemente, tenemos que hacer muchas otras cosas porque la financiación y el patrocinio es uno. La economía y la coyuntura tienen que ver con ese desdoblamiento de rol. Hoy, los artistas son arquitectos de las exposiciones, escenógrafos de sus performances, se encargan hasta de las luces, del sonido y conducen la caravana. Hoy en día, la naturaleza del trabajo es esa; tú sirves para todo”, reflexiona.
Ryoji Ikeda, “Ddata.gram [n°4]”, (2023). Fuente: web Arts at CERN.
Durante la práctica diaria de los artistas en los laboratorios del CERN, espacios restringidos para los investigadores, se refuerza la confianza que la comunidad artística tiene sobre la científica (y viceversa). Mientras tanto, el curador que se ocupa de la intra|acción arte|ciencia enfrenta el enorme desafío de encontrar un equilibrio entre el desarrollo de proyectos locales, con un fuerte anclaje en la comunidad de la que forma parte y, a la vez, lograr que este discurso se expanda más allá de su frontera. Sin embargo, Bello afirma que no encuentra la dualidad local-global que desafía la práctica curatorial contemporánea. “Si crees que el proyecto funciona, tiene que funcionar también para otros, no solo para ti. No veo la dualidad ni la contradicción entre lo local y lo global, al menos que existan políticas culturales por encima de las estrategias curatoriales que dicten y tengan criterios muy rígidos a los que haya que responder. Si es así, están equivocadas, pues deberíamos preservar autonomía. Argentina tiene una idiosincrasia y tienes que responder a ella. Seguramente, esas obras denotarán un registro muy particular. La pregunta es cómo hacemos participar a otros de ese registro de voz. Es un reto intelectual y una gran pregunta tanto para un artista como para un curador. Tal vez, no es el dilema entre lo local y lo global, sino el tratar de verlo con empatía para que todos puedan empatizar con el contexto que tú describes”, sostiene.
Del aceleracionismo tecnológico que impacta directamente en la tríada arte|ciencia|tecnología no solo se desprende el desafío de encontrar el equilibrio entre lo local|global, sino la necesidad de sostener los procesos de investigación en torno a un determinado medio. Según Bello, hay muchos artistas que son “pioneros de forma natural” y, cuando la mayoría alcanzó ese “boom”, pasan a lo siguiente. Mientras ellos “abren el camino”, los otros “llevan los trabajos y las comisiones”. “Eso me preocupa. Me gustaría tener un mecanismo para aplacar la ansiedad pionera de algunos artistas y que logren el reconocimiento adecuado”, lamenta.
Semiconductor, “HALO”, (2018). PH: Rafa Yuste. Fuente: web Arts at CERN.
Sobre los medios que nos permiten acceder a múltiples niveles de percepción de agentes humanos y no humanos, Hui distingue dos órdenes de magnitud. El primero son los medios de acercamiento, como el uso del microscopio desde el siglo XVII. El segundo son los medios de alejamiento, como los satélites desde los cuales podemos observar la Tierra. Estos aparatos nos permiten percibir lo más inmenso e ínfimo que nos rodea. Si bien potencian la capacidad de nuestros cinco sentidos, no nos invitan a desarrollar otras formas de percepción, comprensión e intra|acción con las estructuras complejas con las que convivimos. En este contexto, el pensamiento científico se ciñe a la primera de estas formas, mientras que el pensamiento filosófico quiere alcanzar la segunda. “Es en el arte donde ambas pueden ser unificadas”, sentencia hacia el final de su ensayo sobre la tecnodiversidad.
Biografías
Mónica Bello es curadora y directora de Arts at CERN en Ginebra. Su trabajo se centra en los cruces entre disciplinas y el encuentro entre cultura, ciencia y sociedad. Desde 2015, ocupa el cargo de directora del programa de arte del Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales, donde es responsable de las residencias y comisiones artísticas, además de las exposiciones. @monica_bello_b
Agustina Rinaldi es curadora y comunicadora. Forma parte de Museum District, el museo de Decentraland en la web 3.0. Le interesan los estudios posthumanistas filosóficos y se ve influenciada por los nuevos materialismos. Es becaria de Presente Continuo, el programa de arte, ciencia y tecnología de Fundación Williams y Fundación Bunge y Born en colaboración con CCEBA que se lleva adelante en Fundación Andreani. @agustirinaldi