Ciudad de Córdoba, Argentina. Hasta el 20 de julio 2025.
Los días de la noche. Sofía Sartori
Museo Evita Palacio Ferreyra
SALA G
@sartorisophiaa
@museoevitapalacioferreyra
Los días de la noche. Sofía Sartori
Curaduría: Carolina Cuervo
Museo Evita Palacio Ferreyra
Jardín de invierno, sala G
Hasta el 20 de julio 2025
Con obras de la serie Hilvanar el cuerpo, conjugando la escritura, el textil y el cuerpo, Sofía Sartori propone habitar un sector del jardín de invierno del museo a partir de un recorrido signado por el tránsito entre la noche y el día. Los poemas que articulan gran parte de sus obras hacen referencia a la poeta Emily Dickinson, una de las voces femeninas más relevantes, singulares y misteriosas del siglo XIX.
Continuando con la idea del armado de una constelación entre mujeres escritoras que leían a Dickinson, la artista se vale del oximorón Los días de la noche, libro de cuentos de Silvina Ocampo.Como un hilo invisible que atraviesa y conecta el tiempo, en diálogo con dos obras de mujeres artistas de la colección — contemporáneas a Sartori — un espacio de reposo, propicio para la reflexión, invita en palabras de la artista “a pensar en la posibilidad de hacernos cuerpo con las palabras que nos faltan, tomarlas prestadas”.
A partir del recorrido que propone la museografía de la sala G, esta propuesta buscará articular el trabajo textil y sonoro de la artista con las siguientes obras: Línea de ribera (serie «Retazos del paraíso) de Ananké Assef y El nombre de Mónica Van Asperen. Estas dos piezas fueron seleccionadas cuidadosamente para abrir una conversación, tomando como punto de referencia el abordaje del cuerpo, lo identitario y lo que se escribe desde la imagen propia.
Texto curatorial
Los días de la noche
“El pasado es un cuerpo que intento hilvanar, el presente una superficie trazada. El duelo no tiene tiempo.”
Sofía Sartori, Hilvanar un cuerpo, Editorial Desierto Rosa, 2024
Suspendidos desde lo alto y extendidos hasta el suelo, el uso de tapices en los castillos desde la Edad Media y hasta el Renacimiento, disimulaba puertas y pasajes secretos. Una hendidura vertical permitía atravesarlos levantando un paño. Detrás, uno podía esconderse. Cuando se buscaba privacidad, se tenía la cautela de palparlos, asegurándose estar realmente a solas.
La vida social de la casa grande, como solía llamar la familia Ferreyra a esta residencia, se desplegaba en la planta baja entre los salones, el comedor, la sala de billar, el escritorio y el jardín de invierno. Antes de ingresar a este último, como parte de la intervención de Sofía Sartori en la sala G del hoy Museo Evita Palacio Ferreyra, el molde de una prenda, el espacio negativo de un cuerpo, hilvanado con textos en su frente y dorso, anuncia el juego entre ausencias y presencias. Sugiere un “ojo de cerradura” e insinúa la posibilidad de una mirada secreta. Un gesto de inquietante intimidad, al otro lado de la noche, al otro lado del textil.
La obra de Sofía consiste en reunir fragmentos —de telas, de palabras, de tiempos, de espacios— para reescribir en una suerte de poesía visual (porque las palabras en su obra son texto e imagen) la pregunta por el yo. En ese sentido, su trabajo es un autorretrato. Sobre todo, cuando pone su cuerpo en escena en sus fotoperformances, pero aún más cuando sin estar de cuerpo presente nos adentra en su mundo interior, su espacio íntimo, sus sombras.
Un cuarto de lectura, un cuarto de costura, un jardín de invierno, como espacio intermedio: ni totalmente dentro ni fuera, ni completamente día ni noche. La identidad se vuelve un reflejo mutable, un juego entre lo lleno y lo vacío, entre lo que se hereda y lo que se transforma. Lo dicho y lo no dicho, lo susurrado, lo que se escucha secretamente.
Los días de la noche presenta un entramado de genealogías personales y colectivas y continúa con la propuesta de una constelación de mujeres escritoras y artistas, voces que se leen unas a otras, que se llaman y se responden a través del tiempo.
*Con fragmentos de poemas de Emily Dickinson, Alejandra Pizarnik, y narraciones de Silvina Ocampo. Voces de las artistas Constanza Ruibal, Mariana Guagliano, Szabine Vollenweider y obras de Ananké Asseff y Mónica Van Asperen, pertenecientes a la Colección del Patrimonio de la Provincia de Córdoba.
Carolina Cuervo